Talud Continental IV: información recolectada, experiencias y sensaciones

El vasto e inexplorado Cañón de Mar del Plata es el telón de fondo de una expedición científica sin precedentes. Cuatro investigadores marplatenses, Ezequiel Mabragaña, Florencia Matusevich, Nahuel Farías y Emiliano Ocampo, se sumergieron en las profundidades abordo del buque Falkor (Too) para desentrañar los misterios de este gigante submarino.
A su regreso, los biólogos del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC) y del CONICET, compartieron las fascinantes experiencias y los cruciales hallazgos de la expedición Talud Continental IV. Sus relatos revelan una aventura de descubrimiento y el valor incalculable de una investigación que abre nuevas puertas al conocimiento de nuestra vida marina y el mundo que se esconde bajo las aguas del Atlántico.
El interés del público era tan profundo como la misma expedición. Durante la conferencia de prensa que brindaron en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata, las preguntas se centraron en el futuro de las investigaciones, la información recolectada, las especies y muestras tomadas, y el crucial financiamiento del sistema científico. También, hubo un gran interés por las repercusiones del streaming en vivo que el Schmidt Ocean Institute realizó desde 4000 metros de profundidad.
Cómo se construye el conocimiento
Uno de los primeros interrogantes estuvo vinculado al futuro de las investigaciones. Los científicos explicaron que “la cantidad de información que se acumuló en esta campaña es enorme. No solo tomamos muestras de especies como se pudo ver en el streaming, sino que además se extrajeron muestras fisicoquímicas como ADN y material vinculado al agua y el ecosistema marino. En el mediano plazo seguramente haya algún resultado general y después habrá trabajos que van a demorar un poco más porque requieren análisis genético, de especies, ambiental, la química del ambiente en general, los sedimentos, el agua. Todo eso se va a ir conociendo de a poquito”.

Ezequiel Mabragaña
En ese sentido, remarcaron la magnitud del material recolectado: “La verdad hemos trabajado día y noche, pero sí podemos asegurar que toda esa información nos va a proveer de material para trabajar durante 10 años o más. Imagínense que todavía seguimos utilizando datos de 1900 para realizar investigaciones. Lo que se obtuvo va a permitir, si está la inversión necesaria, que mucha gente pueda hacer investigaciones a partir de lo recolectado, que se formen personas y se realicen publicaciones”.
Al referirse al proceso de trabajo, los investigadores contaron que “hicimos una lluvia de ideas preliminar. Más allá de nuestras preguntas personales había una interrelación de instituciones, porque estuvieron presentes investigadores de todo el país: desde Ushuaia hasta Córdoba, Buenos Aires, Madrid, La Plata, Mar del Plata. Este trabajo tiene muchas etapas: divulgación, cuestiones generales sobre el conocimiento del mar argentino en esta zona, y trabajos taxonómicos. Nosotros recolectamos más de 120 muestras. Todo el material va a ir al Museo Argentino de Ciencias Naturales y a distintos lugares del país”. Consultados sobre el Programa Pampa Azul, admitieron: “Se pudo hacer muchísimo en áreas claves de Argentina y en áreas protegidas, pero en este momento está parado totalmente”.

Emiliano Ocampo
Respecto a la riqueza de las muestras obtenidas, detallaron que “la idea es hacer primero trabajos generales, más descriptivos sobre lo que se vio, como los distintos ambientes e interacciones que se encontraron en el cañón. Eso sería a nivel general de todo el grupo de investigadores. Después, cada uno se va a ir centralizando en su propia línea, en su especialidad, y de ahí van a ir saliendo trabajos específicos”.
Durante el intercambio también compartieron la experiencia vivida a bordo: “Estábamos fascinados con lo que veíamos. Cada uno con el ojo específico: los peces, las rayas, las interacciones sociales de los peces; los crustáceos, camarones, langostas. Pero había gente que observaba cosas que nadie se daba cuenta que existían: un centímetro blanco, un caracol diminuto, un gusano, una planaria… lo que sea. La diversidad de cosas hace que las preguntas de cada uno sean muy distintas y cada uno encontró, por lo que charlamos, cosas que no sabe qué son y cosas que necesitan investigación”. Los biólogos también señalaron qué entre las observaciones se encuentran “Muchas especies seguramente nuevas para la ciencia, especies que no se sabía que existían en esta zona del Atlántico sudoccidental, que sí estaban registradas en otros mares del mundo”.
Un cruce entre la ciencia y la sociedad
“Si ustedes no querían que terminara el streaming, nosotros tampoco”.
Durante la conferencia, los investigadores también destacaron la experiencia vivida a bordo del Falkoor (Too) junto al personal del Schimdt Ocean Institute. “Tanto los cocineros como los técnicos e ingenieros son muy amables, muy de estar en todos los detalles y brindando toda la comodidad posible para que el trabajo, si bien arduo, sea más ameno”, valoraron. En relación al grupo GEMBA, núcleo organizador de la campaña, explicaron: “Es un grupo que viene de antes de estas expediciones, con el objetivo principal de investigar sobre el fondo profundo, del cual se sabe muy poquito en general. En este caso, el eje fue más bien los corales fríos, porque son algo similar a lo que pueden hacer las plantas en tierra firme: son generadores de ecosistemas, crean sustrato y son iniciadores de muchos ambientes en el fondo marino”.

Florencia Matusevich
La conferencia también fue escenario para reflexionar sobre el alcance social que tuvo la transmisión en vivo de las exploraciones. “En el Instituto que está haciendo esto hace unos 15 años, en expediciones anteriores el máximo de gente conectada en simultáneo había sido de 800 personas, y ya con eso estábamos contentos. Esta vez, entre nosotros decíamos ‘quizás podemos llegar a 5.000 personas en el fin de semana’. Pero de repente nos encontramos con 92.000 personas conectadas y no lo podíamos creer. Creo que fue una combinación de factores: la dinámica de grupo que se armó adentro del barco y la dinámica con el público, que fue maravillosa durante toda la campaña”, contaron.
Lo más sorprendente, remarcaron, fue la evolución del interés colectivo: “Era maravilloso ver cómo pasaban los días y las inmersiones, y cada vez la gente sabía más. En el chat de YouTube preguntaban con mayor precisión, y fue muy lindo ver ese proceso. Creo que nos llena a todos que haya sido así, pero nadie lo planificó. Se viralizó y generó que mucha gente estuviera presente mirando”. Los científicos subrayaron que esa repercusión “muestra que la ciencia es algo que la gente quiere, que le gusta ver lo que hacen los investigadores, lo que nos da la naturaleza. Nos tocó mostrarlo a nosotros, pero en realidad pasa en todo el país: hay cientos de científicos y científicas en distintas ciudades, universidades e institutos que hacen ciencia de calidad y podrían estar teniendo esta misma visibilidad”.

Nahuel Farías
Sobre la diversidad hallada, insistieron en que el interés del público acompañó la pasión científica: “Obviamente había otras estrellas que eran mucho más importantes que las nuestras, como los peces o las rayas. Pero lo que nos sorprendió es que la gente quiso ver ese estudio básico de la diversidad. La taxonomía no es aburrida, el estudio de la diversidad también apasiona y entusiasma a los niños, que dibujaban especies en los colegios, en los jardines, y hasta les ponían nombres de fantasía, como hacemos nosotros cuando describimos una especie nueva”. Se estima que durante la campaña se detectaron aproximadamente 40 especies nuevas.
Finalmente, remarcaron que el material recolectado tendrá un enorme valor educativo. “Vimos comportamientos de especies que nos asombraron por completo. Todo eso está anotado y es material para ser utilizado en el ámbito escolar y universitario. El asombro fue continuo, desde el primer momento hasta el final. Si ustedes no querían que terminara el streaming, nosotros tampoco. Decíamos: ‘pongamos una inmersión más’. La experiencia fue asombrosa y estamos muy agradecidos”.
Ciencia, vocaciones y futuro

Diego Rodríguez, secretario de Ciencia y Técnica de la UNMDP
En la parte final de la conferencia, tomó la palabra Diego Rodríguez, secretario de Ciencia y Técnica de la UNMDP quién felicitó a los investigadores y señaló la importancia de la financiación destinada al sistema científico y tecnológico: “Esto lleva inversiones astronómicas, pero lo más importante no son los aparatos, sino que son ellos. La inversión en ellos. Son todos gente joven, todos tienen dos carreras universitarias”. Asimismo, Rodríguez -quién también es biólogo marino- criticó a quienes desprestigian la labor invaluable que realizan todos los investigadores del país y recordó como las distintas líneas de estudios científicos han cambiado y mejorado la vida de las comunidades a lo largo de la historia de la humanidad.
En esa misma línea, remarcó la necesidad de políticas estables: ”Va a haber un montón de biólogos que todavía no nacieron y que van a investigar con el trabajo de ellos. Esa continuidad en el tiempo es la que se requiere cuando decimos que hay que sostener el sistema de ciencia y tecnología”.
Por su parte, los investigadores retomaron el impacto social que generó la campaña: “Lo que más nos sorprendió fue lo que pasó con las infancias. Fue fantástico. Creo que el año que viene vamos a tener más inscriptos en biología, seguramente. Esos chicos están de pronto interesados por la ciencia. Nuestros colegas nos iban contando que recibían consultas sobre dónde se estudia biología marina en Mar del Plata. Eso nos llena de alegría”.
Sin embargo, los científicos advirtieron sobre los desafíos pendientes sin la inversión necesaria: “Puede haber muchísimos estudiantes con vocación científica, pero si no hay inversión para que las universidades tengan la estructura, los insumos necesarios, para que los institutos cuenten con lo que hace falta y para formar graduados y doctores en ciencia en las muchas temáticas que hoy están vacantes, es imposible pensar que esas vocaciones puedan cumplir su objetivo”.
Finalmente, cerraron con un mensaje a la sociedad: “Esa inversión tiene que ser constante, una inversión que trascienda los tiempos. Lamentablemente, ahora esa visión no está clara en el gobierno actual. Es imposible que esas futuras vocaciones logren cumplir su sueño si no se sostiene en el tiempo. Esperemos que este puntapié sirva para que al menos la sociedad piense en la ciencia como un bien argentino para el futuro”.
La conferencia, se transformó en un espacio de reflexión y diálogo que culminó con un gran aplauso a los cuatro investigadores marplatenses.