La IA que aprendemos: conclusiones de profesionales y marplatenses en materia de educación, desarrollo y sociedad

Por Lucía Castorina para el #MediaLab de Portal Universidad
La Inteligencia Artificial (IA) generativa se caracteriza por aprender a medida que es utilizada por los usuarios. En el proceso, su uso excesivo por parte de ciertos grupos, como los estudiantes, ha comenzado a generar preocupaciones sobre su impacto en habilidades esenciales como el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de resolver problemas.
Desde la Revolución Industrial, los cambios sociales vienen disparados por desafíos técnicos. En este caso, el desafío viene marcado por el avenimiento de las redes sociales. Esto, sumado a un decrecimiento en el interés y consumo de noticias—denominado como “desenganche del flujo informativo” por Jorge Liotti—se vuelve una tendencia difícil de combatir. De acuerdo a Liotti, editor jefe de la sección Política y columnista del diario La Nación, “se busca enterarse de las cosas, pero no necesariamente estar informado”, afirmó durante el panel Cambio de época, desafíos permanentes: la libertad de expresión en debate en el marco del 19° Congreso Internacional del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA).
Esto se da en un contexto de sobreabundancia de información. Durante el mismo panel, Shila Vilker, investigadora y analista de la opinión pública, mencionó entre las causas de este fenómeno al fin de la idea del progreso, de las rutinas, aparición de una exigencia de inmediatez. Menciona una sociedad más emocional que cada vez tiene menos tiempo, lo que incrementa la impaciencia en detrimento del cuestionamiento. Esto se da ligado a una pérdida de confianza generalizada en las instituciones conocidas: “estamos hablando del periodismo, pero también en los políticos, empresarios, figuras religiosas, en los médicos, en la policía, en las maestras, profesores…”, expresó. “Hay un problema del tejido social, de qué representa el otro, de cómo convivimos”, añadió.
Ya no vivimos en un solo mundo, un mundo homogéneo”
Además, remarcó que dentro de las consecuencias del cambio de época se da una “disolución del mundo del trabajo, que era un gran ordenador”. En este traspaso aparece el fenómeno de la aceleración y la frustración, “la insatisfacción con la escena cotidiana es intensa, no hay investigación en la que no lo encontremos: no importa la clase social ni el género, el posicionamiento político… lo que domina es esa insatisfacción”. La actualidad se caracteriza por el incremento en el consumo de contenido, pero menos en el contenido periodístico: videos, imágenes, videojuegos… “La parte del entretenimiento cada vez tiene más formas. Ya no vivimos en un solo mundo, un mundo homogéneo”, agregó Vilker.
El boom de la inteligencia artificial generativa
La llegada de la inteligencia artificial generativa se suma a las nuevas tecnologías que, en conjunto con las redes sociales, han logrado modificar el escenario de comunicación, desarrollo y producción global: “lógicamente, patea el tablero de muchas cosas. Todavía no puede realizarse un análisis de los efectos que va a traer, aunque algunas cosas se empiecen a ver”, fundamentó Guadalupe López, Jefa de Educación en la ONG Chequeado. La IA generativa, entre su multiplicidad de herramientas y funciones, logra redactar textos, crear imágenes, videos y audios, en ciertos casos manipulando voces y rostros. También integrante esta organización, Ana Laura García Luna sostuvo que “cambiaron los hábitos de consumo y las plataformas. Vivimos en tiempos en los que la profundidad no es algo que abunde: hay una lectura superficial y rápida de las cosas”.
Pero a pesar de una presunción de superpoder, la IA genera contenidos de baja calidad: “de acuerdo a cómo esté alimentada esa inteligencia artificial, será el resultado que te va a dar”, aportó López. En ese sentido entran en juego las alucinaciones, es decir, cuando el texto generado es verosímil, pero no necesariamente verdadero, ya que estos modelos de lenguaje pueden generar contenidos que no tienen base en información real. Los procesadores, como ChatGPT o Gemini, son entrenados con grandes cantidades de datos, pero si no encuentran suficientes sobre un tema, pueden “rellenar los huecos” con referencias erróneas o fabricadas: “¿qué pasa cuando el contenido del cual se alimentan no alcanza? Cuando estos modelos se alimentan de contenido basura, no sacan otra cosa que no sea eso”, precisó.
Aquellas funciones del cerebro que no se utilizan, se pierden”
Gustavo de Elorza Feldborg, investigador en Neurociencia Cognitiva y conferenciante TEDx de Mar del Plata, interpretó al respecto que “el hecho de que cualquier trabajo que antes llevaba días, semanas o meses de repente lo puedas hacer en 5 minutos evidentemente va a generar una inclinación a que la inteligencia artificial lo haga. El tema es que desde la neurociencia sabemos que aquellas funciones del cerebro que no se utilizan, se pierden”. Por ejemplo, hoy en día prácticamente nadie puede recordar de memoria el número de teléfono de las personas, porque al estar registrado en el celular, no hace falta recordarlo. “Lo mismo me temo que, no enseñar a pensar pedagógica didácticamente y cognitivamente con nuestra inteligencia humana, pueda llevarnos en los años que vienen a perder ciertas funciones cognitivas y que son importantísimas para poder operar este mundo tecnológico”, examinó.
“No es únicamente el uso instrumental, tal cual como pasó con las redes sociales, que no fueron hechas para pensar: están diseñadas para entretenernos. Entonces ¿cuál sería el futuro de la inteligencia artificial? ¿Será que está programada para que nosotros cada vez pensemos menos, para que cada vez hagamos menos?”, se cuestionó.
Efectos del uso de IA y celulares en el aprendizaje
Pero para entender la propensión al uso excesivo de IA en ámbitos educativos, primero hay que concebir el clima social que habitamos. Sobre eso, Cecilia Bou, psicóloga marplatense especializada en niños, coincide en que “vivimos en la era de la inmediatez, y tanto los niños como los jóvenes buscan eso: la facilidad y el uso de estas herramientas, que en realidad las tienen al alcance de la mano. Entonces es una manera de hacer trampa, donde no hay pensamiento creativo ni crítico, no hay producción, no hay esfuerzo; es todo ya”. Como contracara del uso de IA, destaca que este “dificulta la producción, el pensamiento, la creatividad, el esfuerzo y el pensamiento crítico”.
A lo largo de sus experiencias en el consultorio, afirmó que el uso excesivo de celular interfiere en la conducta, en el desempeño académico y en el área emocional. En la conducta aparece la distractibilidad, pero también ansiedad e irritabilidad. Además, afecta en lo relacional: “hay muchos chicos que se quedan adentro de casa usando la pantalla, celular, lo que fuere, y no salen al exterior a relacionarse. También son nuevos modos de relacionarse, pero de todas maneras obstaculiza lo que son hábitos saludables, relaciones interpersonales, en lo académico… desde varias aristas: desde lo conductual, desde lo emocional, lo social… eso lo veo tanto en niños como en adolescentes”, compartió. Los docentes también notan estos comportamientos en la aulas, manifestando que a partir del uso indiscriminado de pantallas en niños pequeños han percibido “aislamiento, juego solitario, poca empatía con el otro, baja tolerancia a la frustración, escasas herramientas para resolver conflictos, reaccionan de manera agresiva, tal vez tratando de imitar juegos violentos como los de los videojuegos”.
Por otro lado, el desempeño académico y las tareas para el hogar quedan relegadas ante la preferencia por el uso del celular o videojuegos: “se observa en el sueño; los padres se duermen y los chicos se duermen a las dos o tres de la mañana, a corta edad… a mí me llama la atención eso. Siempre la sugerencia a los padres es que hagan control parental del uso del teléfono y que pongan horarios, un orden de prioridades”, expresó Bou.
En conjunto con psicólogos, desde el área de la psicopedagogía se propone trabajar con la familia: “lo que tiene que ver con el lenguaje de los chicos viene de la mano a su frustración y cómo se trata esto en casa: a veces, la manera de resolver un enojo o un aburrimiento es entregar un dispositivo. Entonces el chico no tiene capacidad de resolver eso de otra forma, trabajando sus emociones: se le enchufa un teléfono, una tablet, una tele y se terminó, no hay aprendizaje, no hay frustración, no se elaboró nada”, mantuvo la psicopedagoga Juliana Cersosimo.
Consultadas por la adaptación del sistema educativo a las nuevas tecnologías, maestras de jardines, primarios y secundarios locales afirman que “en un principio se veían muchos beneficios, pero hoy ante la falta de control y equilibrio genera un verdadero problema, ya que muchos estudiantes realizan un uso inadecuado de los dispositivos”. Verónica Seco, psicopedagoga y docente de sala de tres y cuatro años, coincidió con que el uso de celular afecta la adquisición de ciertas habilidades como el lenguaje. Además, notó que los niños “necesitan ese estímulo constante, rápido; todo tiene que ser con muchos colores, con muchas luces, con mucho movimiento para que puedan prestar atención”.
En la misma línea, maestras del nivel primario añadieron que a los chicos “hay que guiarlos en los juegos y necesitan que les estés ofreciendo distintas actividades porque sus periodos de atención son muy cortos y breves”. La situación se extiende a muchas aristas: “hoy dentro de las aulas es preocupante el uso de celular, ya que trae trastornos de ansiedad, consumos problemáticos, ludopatía, trastornos relacionados con la salud mental… esta problemática se evidencia en el nivel secundario en sus dos ciclos, básico y superior”, previno Verónica Seco.
En los trabajos de escritura se perciben producciones artificiales, donde se provee al modelo el contexto, los destinatarios, el tema y palabras claves a desarrollar… y son las IA las que escriben. “Hay muchas dificultades en cuanto a lo que es el análisis y comprensión de los textos, y ni hablar de que han perdido la posibilidad del ejercicio de la escritura, de la producción, de la autonomía en la producción”, sumó Cersosimo. Las redes sociales que impulsan la escritura acotada y de pocos caracteres ha cambiado la manera de escribir de los jóvenes, y “eso muchas veces se traslada el momento de escribir en ámbito académico, no saben cómo se escriben las palabras porque están acostumbrados a hacer reducción de todas las palabras en la comunicación cotidiana”, informó.
La visión cambia al tratarse de educadores universitarios: Marcela Tonello, profesora en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Mar del Plata, transmitió que “el plantel docente ha incorporado alguna de las tecnologías en el desarrollo de los trabajos prácticos en las aulas, ya sea en presencial o virtualmente”. Además, hay docentes recurren a la IA al momento de desarrollar un trabajo práctico: “yo lo he implementado en actividades de posgrado, donde tuvo muy buena recepción por parte de quienes cursaban, y quedé muy conforme con el desarrollo de la actividad”.
Sin embargo, sobre este diseño de exámenes Gustavo de Elorza Feldborg alega que “los estudiantes están utilizando inteligencia artificial para obtener las respuestas que la misma IA generó en la pregunta, es decir, estamos en un proceso neutro”, teorizó. Además, argumentó sobre estos algoritmos que “si le tuviéramos que buscar un sinónimo sería disrupción; no tanto innovación, porque todavía no hay una conciencia clara de los de los beneficios o potencialidades que puede dar, pero sí hay una disrupción: en este siglo, la aparición de la inteligencia artificial ha propuesto un cambio vertiginoso o bisagra, que será considerado como una de las mejores épocas para la tecnología”.
La tecnología es creada para estar al servicio del hombre. La IA no es una excepción, pero el componente adicional es que estos sistemas pueden aprender por sí solos: “por ahora nos necesita, pero en algún momento, si la conectás a las bases de datos correspondientes, aprenderá a partir de ahí”, adelantó. “Es tan exponencial su crecimiento que hoy estaríamos hablando de una inteligencia artificial que tiene una capacidad cognitiva de un estudiante de 14 años, pero en el término de uno o dos años va a tener la capacidad cognitiva de una persona que tiene un doctorado”, pronunció.
La inteligencia artificial hoy atraviesa todas las áreas de una sociedad y todas las actividades que el ser humano puede realizar. Pero hay algo que la inteligencia artificial no puede hacer, que es autopreguntarse: “por ahora, nos necesita a nosotros”, afirmó Elorza Feldborg. A su vez, sentenció que hay tres cosas que la inteligencia artificial por ahora no tiene: conciencia, contexto y experiencia. Por ejemplo, al pedirle a una IA que actúe como especialista en cierto tema, se le está definiendo su rol y el contexto a partir del cual debe responder, la conciencia de lo que se está intentando preguntar. En definitiva, hay que darle la experiencia. “Por ahora”, remarcó, “porque vamos a ver el desarrollo y el potencial que alcanza”.
La respuesta de las instituciones educativas frente a la IA y nuevas tecnologías
Conocer los alcances que puede tener la inteligencia artificial en las aulas se vuelve difícil frente al ritmo de evolución de estos modelos, que hace que cualquier tipo de lineamiento quede obsoleto. Sin embargo, existen consensos entre los docentes sobre dos aspectos: en primer lugar, se explica a los estudiantes qué es un plagio y sus consecuencias. En segundo lugar, se utilizan software que permitan detectar plagios en las producciones escritas de los estudiantes. Sin embargo, estos procesadores no son cien por ciento funcionales, y pueden equivocarse en los resultados.
En esa línea, Gustavo de Elorza Feldborg, quien también es escritor y consultor en neuroeducación, virtualidad e inteligencia artificial, expresó que “hoy uno de los factores que está haciendo más complejo el desarrollo de la inteligencia artificial en el mundo de la educación es la falta de capacitación de los docentes”. Propone ir más allá del uso instrumental de esta tecnología, “para lograr enseñar pedagógica y didácticamente cómo implementamos la inteligencia artificial en los procesos educativos”.
En los niveles de educación inicial, el último diseño curricular plantea la educación digital como un área más “a la par de lo que son las prácticas de lenguaje, matemática, ambientes, juego… en ese sentido, está institucionalizado el tema”, determinó Verónica Seco. “Y después, cada institución se va adaptando a su manera”, concluyó.
Tener toda la información que uno pueda desear al alcance de la mano hace que los exámenes deban apuntar a respuestas reflexivas para evitar lo que se conoce como copie y pegue, técnica que hoy se combina con la inteligencia artificial generativa. “Que utilicen o no IA en el desarrollo de un trabajo práctico es algo que no podemos controlar”, enfatizó Marcela Tonello. “Entonces, creo que una buena opción es sumarse al uso de estas tecnologías y proponerles a los estudiantes que la utilicen y después sean ellos quienes lean críticamente la resolución brindada. Con respecto a los mecanismos para evitar el uso excesivo o el plagio, recurrimos a la defensa oral de la producción, ya sea un trabajo práctico o un examen”, agregó.
Sobre cómo se adapta el sistema educativo a las nuevas tecnologías, Elorza Feldborg opinó que no solo se logra mediante la capacitación, sino que también “al enseñar a pensar pedagógica y didácticamente; al saber qué cosas puede hacer la inteligencia artificial. Es decir, si nosotros pretendemos competir con una inteligencia artificial en la resolución de cálculos matemáticos, va a ganar la IA, y también lo haría en el almacenamiento y recuperación de esos datos. Por eso, el camino es enseñar a nuestros alumnos a generar preguntas y repreguntas en función de las respuestas que dan estos modelos”.
“Adaptar el sistema educativo a estas nuevas tecnologías emergentes tiene que ver con el enseñar a pensar. El enseñar a preguntar y a repreguntar generando espacios interactivos entre inteligencias biológicas, es decir, inteligencias humanas e inteligencias artificiales”, defendió. El sistema educativo debería estar incorporando y trabajando de forma colaborativa potencialidades que tiene la IA sumado a las potencialidades que tiene el cerebro humano y trabajar en forma colaborativa su desarrollo e implementación. Vuelvo a repetir: no nos ocupemos de aquello que la inteligencia artificial es mejor que nosotros, ocupémonos de aquellas cosas que la inteligencia artificial no tiene y no puede hacer, y darle un sentido educativo en eso”, finalizó.
Adaptar el sistema educativo a estas nuevas tecnologías emergentes tiene que ver con el enseñar a pensar”
Desde las instituciones se incentiva el uso responsable de los dispositivos mediante el Acuerdo Institucional de Convivencia (AIC), “pero se necesita el apoyo de las familias para que esto refleje resultados positivos”, insistió Verónica Seco. Con el nuevo régimen académico y la nueva guía de orientación para la prevención de conflictos, hay nuevas disposiciones para trabajar en conjunto entre la familia, escuela, docentes y alumnos que permitirían construir entornos sanos y adecuados para lograr los objetivos propuestos: “cuando hay conciencia de un uso responsable, las oportunidades de aprendizaje son muy valiosas”, reflexionó.
*Estudiantes del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Redacción para Medios Digitales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.