La otra cara de la moneda: el día a día de uno de los trapitos más añejos de la ciudad
Por: Facundo Guglielmone*
Los ‘trapitos’ o ‘cuidacoches’ muestran la parte más difícil para subsistir dentro de la sociedad. La indigencia, la necesidad, la penuria y la escasez son algunos términos que caracterizan la cotidianeidad de estos sujetos. Muchas veces, impuestos bajo la estigmatización de ladrones o gente a la cual desconfiar.
En tiempos en donde el margen para sostenerse económicamente estable es cada vez menor, esta comunidad lucha día a día trabajando en las diversas calles de Mar del Plata, cobrando por cuidar los coches que se estacionan, por lavarlos -algo que fue prohibido por una ordenanza en 2003- o por acciones de pasatiempo en las esquinas con semáforos.
El origen de los ‘cuidacoches’
Un concepto que envuelve a determinados grupos de personas que habitan en el país desde hace cien años, según el diario La Nación. Llamados como ‘naranjitas’ en Córdoba, por ejemplo, y de diversas maneras en otras partes de Argentina.
A través de los años, la polémica sobre estos radicó en la imposición de diferentes posturas sobre su labor como trabajadores en la sociedad, teniendo en cuenta la situación límite por la que pasan, a tal punto de considerar el hurto como opción de vida.
En primera persona
Ubicado en la Diagonal Pueyrredón y la calle San Martín, en plena zona céntrica y a una cuadra de La Catedral se encuentra Atilio Ventura Ríos, un ‘cuidacoches’ de 56 años que se encargó de narrar la realidad que vive cada día que se despierta para ir a trabajar.
“Hace más de cuarenta años que estoy en esta cuadra. Este es mi único trabajo, no tengo otro”, contó Ventura en relación a la dependencia que tiene de ese oficio para sustentarse económicamente. Adentrándonos un poco más en su situación familiar, su hogar y su vivienda, el hombre narró que vive con su madre y sus dos hermanos, de los cuales “uno trabaja en ‘la camioneta’ desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche, y el otro estudia en la facultad”. “Ellos viven arriba y yo abajo. Cobro la pensión, dejo el dinero en la casa, y listo”, agregó.
Entre nosotros nos ‘bancamos’. Tengo que llevar ‘los mil quinientos’ para comer y vivir
El trabajador de vía pública habló sobre su rutina diaria y el hecho de hacerse conocer en las calles. “Estoy desde las diez de la mañana hasta las siete u ocho de la noche, a veces suele ser un poco más. La gente de acá -la zona- ya me conoce, y me cuida porque sabe cómo soy […] Cuando vengo a la mañana, ya me reconocen, siempre me van a encontrar en esta calle”.
En cuanto a los conflictos que se viven allí, Ventura afirmó que trata de mantenerse al margen. “Yo no jodo con nadie, no peleo con nadie. Hablo y trato siempre bien, pero no me junto con gente que anda robando y fumando. Soy grande, si se están peleando no me meto, cuido mi laburo”.
Por otra parte, hizo hincapié en una enfermedad que sufre, la cual le impide tener otro trabajo, revelando que tiene un retraso que le afecta a la memoria. “Cuando alguien me habla, no me queda registrado lo que me dicen. Desde chiquito que lo tengo”, enfatizó, señalándose la cabeza.
La propina que me suelo llevar no pasa los cincuenta pesos, es difícil.
En cuanto a sus inicios como ‘trapito’, y a su estilo de vida en aquella época, Ventura recordó: “De chico yo estaba sólo, me tenía que mantener sólo, ayudado de la calle, de los conocidos que me hacía y de la plata que agarraba trabajando”. Asimismo, agregó que tenía entre quince y veinte años cuando empezó en ese sitio, y que actualmente divide la cuadra con otro ‘pibe’.
Por último, el ‘cuidacoches’ se refirió a la relación que tiene con la policía y la municipalidad. “La policía y la municipalidad ven como me porto, están al tanto por si me pasa algo. Mi mamá tiene el numero de la municipalidad que nos asiste a los trapitos. Si me pasa algo, el 911 directamente va a mi casa”, concluyó.
*Estudiantes del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Redacción para Medios Digitales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.