Chúcara, diseños que inspiran consciencia

* Por Arantza Eyharchet para el #MediaLab de Portal Universidad

Lucia Silva es una joven emprendedora marplatense. Creadora de la marca Chúcara, un emprendimiento que busca rediseñar nuevas prendas a partir de materiales textiles en desuso. Esta iniciativa busca terminar con el nocivo ciclo consumista actual de comprar- usar- tirar y volver a comprar.

La industria textil, a través de sus procesos de producción, es responsable de la contaminación del 20 % del agua potable en el mundo. Según los datos aportados por la ONU (Organización Naciones Unidas) la producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases del efecto invernadero y se requieren 7500 litros de agua para producir unos jeans, mientras que para confeccionar una camiseta de algodón se utilizan aproximadamente unos 2700 litros de agua.

Actualmente, sólo el 1% de la ropa se recicla como es debido, y en torno al 73% se quema o termina en la basura, lo que lleva a otra cuestión: al año son desechadas unas noventa y dos millones de toneladas textiles.  La extensión de la vida útil de las prendas es una forma de hacer frente a los crecientes daños ambientales provocados por la industria.

Las inquietudes generadas por esta problemática fueron las que abrieron camino a un hermoso proyecto, en la búsqueda de alternativas sustentables y el cuestionamiento de los modos de producción y consumo actuales nace Chúcara, porque, como escribió Leandro Gabilondo, “la belleza también es una pregunta que jamás nos hubiéramos hecho”.

En el año 2015 inició este modelo que tiene como fin reducir el impacto de los consumos en el medio ambiente, no sólo desde la transformación de los procesos de preparación y elaboración, sino también promoviendo una nueva cultura consciente que esté dispuesta a modificar hábitos existentes. Lucía relató que decidió empezar con este emprendimiento porque sintió que en Mar del Plata “había mucha gente que no encontraba lo que buscaba. Había empezado a estudiar confección, siempre me sentí más del lado de la costurera que de la diseñadora y no encontraba ropa que me gustara, me parecía muy cara para la calidad y el material que tenían y ahí empecé a investigar en la industria de la moda y la producción”.

Si bien tuvo la posibilidad de trabajar con telas orgánicas, como el algodón orgánico, lino o cáñamo decidió enfocarse en los desechos textiles, porque una de las mayores problemáticas que tiene la industria de la moda es que las prendas tienen muy corta vida, son desechadas antes de que pierdan utilidad. Es por esto que decidió enfocarse en esta problemática y trabajar alargando la vida útil de prendas que aún servían. “Al tomar conciencia de lo contaminante y nociva que es, decidí empezar con Chúcara para revertir la situación o, al menos, aportar mi granito de arena para hacer las cosas mejor de lo que se venían haciendo”.

La mayoría de los materiales que utiliza son donados por la gente. Al principio, eran solo amigos y familiares que, al ordenar, clasificaban lo que servía y lo donaban. Actualmente, son muchas las personas en la ciudad que la contactan por redes sociales para donar jeans o telas planas. Hace tres años trabaja de manera fija la línea preconsumo, donde utiliza bolsones de recortes que provienen de distintas marcas (descartes post industriales) y con ese material genera un nuevo paño uniendo los retazos.

Clasificación de los procesos

La marca actualmente cuenta con dos líneas. Por una parte la línea post consumo que está orientada a recuperar prendas que, si bien fueron utilizadas, todavía tienen vida útil. Son aquellas que uno conserva porque están en buen estado pero ya no usa porque alguna tendencia o moda cambió. “La idea es rediseñarlas y reutilizar el material textil haciendo accesorios, todo lo que es post consumo lo uso para accesorios, no como indumentaria”, explicó.

Por otra parte, la línea pre consumo que busca recuperar el descarte textil de la industria, descartes del proceso de corte de otras marcas de la ciudad o los finales de rollo, que son remanentes de pocos metros que conservan de otras temporadas y que no utilizarán la siguiente para no repetir colores, texturas o estampas. La diligente emprendedora destaca que no hay aún en Mar del Plata una empresa que trabaje en la responsabilidad social empresarial, por lo que el trabajo de recolección del residuo textil es bastante arduo. “Las telas que usamos de otras marcas locales las conseguimos por contactos o porque yo me enteré y voy a recolectarlas. Después lo que son finales de Rollo, por lo general, lo venden a un precio bastante bajo”.

Cada una de las líneas que trabaja tiene distinto proceso en el armado de la prenda. En lo que es post consumo primero hay una fase de deconstrucción, donde sólo se conservan las partes que están en perfectas condiciones y a partir de ahí une los retazos para crear un paño grande. En cuanto a los tiempos de elaboración de la indumentaria en general, sostuvo que “demanda mucho tiempo con respecto a una prenda tradicional porque tiene varios pasos previos” dado que muchas veces debe lavar las telas antes de confeccionarlas y realizar un proceso de limpieza, selección y armado del paño. Sobre la confección de prendas particulares, que son exclusivas, explicó que llevan más tiempo debido a que es “un trabajo bastante único y artesanal”.

Para Chúcara, es evidente la satisfacción de sus consumidores. “La respuesta del público es super positiva, siempre tuve una buena devolución. Creo que las personas están consumiendo de forma cada vez un poquito más responsable y a las empresas que tienen una producción responsable le hacen llegar el contento”, expresó.

Este modesto proyecto se abrió camino entre los consumidores, no solo por los característicos modelos que ofrece sino porque presenta una creativa alternativa frente al actual panorama económico y ambiental. Con está intención la marca participa en Tienda Raíz, un colectivo de emprendedores sustentables en la galería del Patio Liceo de Recoleta, Capital Federal.

Un camino de crecimiento y comprensión

La perseverancia le permitió crecer como emprendedora, aprendiendo en el camino sobre producción, gestión, finanzas, redes y marketing, pero entiende que el aprendizaje más grande es el desarrollo de la paciencia en relación al valor que le da el otro a lo que hace.

“Entendí que no puedo pretender que todo el mundo tome conciencia en el mismo momento y con lo mismo porque no sucede y una se frustra mucho” explicó. Hoy asume que cada uno tiene sus tiempos para procesar la información, generar conciencia y hacer el cambio. “Sé que el mensaje va a llegar a quien tenga que llegar, mientras tanto se sigue intentando concientizar y llegar a más cantidad de gente”, concluyó con entusiasmo.

*Estudiantes del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Redacción para Medios Digitales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

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