Silobolsas: una innovadora tecnología para almacenar granos, producto de la imaginación argentina

Argentina es líder en materias de ciencia y tecnología a nivel mundial. Entre ellas se encuentran las tecnologías directamente relacionadas con la siembra directa y el almacenamiento de granos. En esta última se destacan las silobolsas, caracterizadas por su bajo costo, fácil implementación y eficiencia para conservar los granos que se producen. El surgimiento de esta tecnología como alternativa a las plantas de silos o bodegas es producto argentino, con aportes del INTA, trasciende fronteras y hoy se exporta de manera exitosa a más de 50 países.

Para conocer más sobre el origen y las ventajas de este producto industrial para el agro, nos comunicamos con Ricardo Bartosik, ingeniero agrónomo, investigador del INTA Balcarce y especialista en postcosecha de granos, quién definió a las silobolsas: “Son sistemas de almacenamiento de granos, semillas y diferentes tipos de productos que se manejan a granel. En Argentina particularmente el trigo, maíz, soja y girasol”.

“Son una alternativa al almacenamiento más conocido o más tradicional, que son los silos metálicos que se ven en la ruta. Hay otros sistemas que pueden ser galpones, que se llaman celdas o bodegas, donde también se almacena a granel. Y la silobolsa es otra alternativa con ventajas técnicas para la eficiencia y económicas para la reducción de costos”, explicó Bartosik.

En lo que es la cuestión técnica del almacenamiento, la diferencia está en que la bolsa está hecha de polietileno y este material no permite que haya un intercambio de gases entre el interior y el exterior, es decir, que genere un sistema de almacenamiento hermético que favorezca la conservación de los granos. “Cuando vos tenés los granos almacenados, ya sea en un silo, en una bodega o en un silobolsa, hay actividad biológica. Están acompañados por microorganismos y también puede haber insectos, ósea hay que todo un ecosistema ahí adentro que va a respirar: consumen oxígeno y liberan dióxido de carbono al aire. En un silo de chapa o en una bodega todo el oxígeno que se consume, es reemplazado por el oxígeno del aire ambiente porque no tenés una restricción al intercambio de gases, y todo el dióxido de carbono que genera la respiración no se acumula porque se pierde al aire ambiente. Ahora en un silobolsa como vos tenés esta barrera plástica, el oxígeno que se consume no puede ser reemplazado y el dióxido de carbono que se genera por respiración no se pierde al ambiente”.

El resultado es que esa atmósfera se va transformando y empobreciendo sin oxígeno y enriqueciéndose en dióxido de carbono, y eso tiene beneficios naturales para la conservación. Además, limita la reproducción de insectos y, por lo tanto, el uso de insecticidas químicos. En Argentina esta tecnología de almacenamiento es fundamental, ya que solamente hay silos para cubrir aproximadamente un 13% de la capacidad instalada. “Es relativamente chica, ósea solamente 12 o 13% de la capacidad total instalada que tenemos en silos es a campo. En Estados Unidos es más de la mitad”.

Entre las diferencias económicas se encuentras las ventajas en costes a comparación de los silos tradicionales: “Para poder almacenar granos en una planta de silos tenes que tener una planta de silos. Y la planta de silos requiere una determinada obra civil y no podes tener solamente los silos, sino que necesitas los sistemas de elevación, las norias y todos los transportes de granos internos en la planta, además de los sistemas de aireación y toda la parte eléctrica. Eso hace que la inversión sea muy alta y que para muchos agentes o productores del sistema que no pueden hacer ese tipo de inversiones, no haya posibilidad. La silobolsa les permite almacenar con un mínimo de inversión y esa también es una ventaja que permite que los pequeños productores puedan almacenar sus granos”, remarcó Bartosik.

Según el ingeniero, la mayoría de los productores hicieron sus primeras experiencias de almacenamiento de granos con la silobolsa: “Antes de la silobolsa no habían tenido la oportunidad de almacenar su propio grano y eso a ellos les trajo beneficios. Si vos podés almacenar tu grano, podes decidir cuándo vender y podés decidir a quién vender, lo cual en definitiva redunda en mejores condiciones de venta”.

El origen de la silobolsa

“La bolsa en si se importaba a fines de los 80 y principios de los 90 para hacer algo que se llama ensilado, que es el proceso de fermentado del forraje que se le da de comer a los animales para conservarlo. Se almacena algo muy húmedo en un ambiente que no permite la entrada de oxígeno, y se fermenta. Se importaba de Estados Unidos y de Europa para ese propósito”, relató Bartosik y agregó: “Acá lo que terminó pasando es que dada la falta de esta capacidad de almacenamiento que teníamos en estructuras fijas empezamos a ver las posibilidades que daba la bolsa y dijimos: ¿por qué no la usamos para almacenar grano seco?”.

El grano seco no tiene humedad, por lo que al almacenarlo en esa bolsa no se fermenta y la bolsa pasa a cumplir una función de conservación. “En ninguna otra parte del mundo se usaba para eso. Se empezó a usar acá y a su vez a adaptar la maquinaria que había para embutir el grano húmedo y hacer el proceso de fermentación, pero para el grano seco. Además se desarrolló equipamiento específico y se fueron agregando capas de tecnología, modificando la bolsa”, explicó el especialista en postcosecha.

En definitiva, Argentina hoy en día es, a nivel mundial, el lugar de desarrollo de la tecnología de silobolsas. Existen seis fábricas que hacen bolsas, máquinas embolsadoras, máquinas extractoras y tolvas que le permiten llevar el grano hasta la embolsadora y sacarlo, además del desarrollo de los sistemas de monitoreo y sellado. “Todo eso se desarrolló acá y hoy se exporta a más de 50 países. Para el sector agrario representa una gran industria. La siembra directa y la tecnología de almacenamiento son las dos tecnologías en donde Argentina realmente se destaca a nivel mundial y exporta componentes know-how a todo el mundo”.

La siembra directa y la tecnología de almacenamiento son las dos tecnologías en donde Argentina realmente se destaca a nivel mundial y exporta componentes know-how a todo el mundo.

“El desarrollo fue una colaboración entre el sector público y privado. El INTA en particular viene trabajando en la tecnología de silobolsa desde el año 97, acompañando a las empresas de maquinaria de bolsas en el desarrollo y la difusión de la tecnología, y la información técnica apropiada para su difusión. Luego se fueron sumando diferentes universidades como por ejemplo la Facultad de Agrarias de la UNMDP, con sede en Balcarce, en colaboración con el INTA Balcarce, o en Corrientes la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad del Litoral, que trabajó en arroz”. Así, en diferentes lugares del país normalmente el INTA asociado con la Universidad de la provincia o de la región, fueron desarrollando, validando o evaluando las tecnologías para cada cultivo y cada lugar.

Particularmente en la sede de Agrarias se encuentra la Unidad Integrada Balcarce, personal del INTA, CONICET y profesorado y alumnado de la casa de estudios comparten edificios, oficinas, espacios y laboratorios y se realiza una colaboración constante. “En el caso particular silobolsas, por ejemplo, nuestro grupo de post cosecha de granos es básicamente conformado por personas de INTA, pero trabajamos con microbiología, terapéutica y zoología, que son grupos de la Facultad, así que realmente es un trabajo en interdisciplinario e interinstitucional”, aseguró Bartosik.

El INTA viene trabajando con Cancillería desde hace muchos años en la promoción de la tecnología de silobolsa en el mundo, en cooperación también con las empresas fabricantes de las maquinarias necesarias, mediante el trabajo realizado en la planta piloto, un espacio donde se realizan actividades de investigación, desarrollo y capacitación para poscosecha que tiene una superficie de 600 metros cuadrados y es única en Latinoamérica.

La Planta Piloto tiene capacidad para innovar en tecnologías relacionadas con almacenamiento hermético, atmósferas controladas y modificadas, sistemas de monitoreo y gestión de calidad, sistemas de secado –eficiencia y calidad–, control de plagas, segregación y trazabilidad, evaluación de parámetros de calidad, sanidad e inocuidad en granos, semillas y productos derivados bajo diferentes condiciones de almacenamiento, automatizaciones en procesos de poscosecha y procesos de transformación primaria de los granos, entre otros y es el resultado de la articulación entre el Instituto, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) y el Conicet.

 

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