Régimen de reparto vs capitalización: el debate en torno a la reforma jubilatoria

La apertura de sesiones ordinarias a comienzos de marzo trajo consigo varios temas de debate que se instalaron dentro y fuera del congreso. Uno de ellos es la fórmula de movilidad jubilatoria a la que se agregaría la posibilidad de suscribirse a un sistema privado tal como sucedía con las AFJP entre 1993 y 2008. Para conocer más sobre el tema y entender su funcionamiento, desde Portal Universidad dialogamos con el economista, Ricardo Panza.

A nivel mundial, existen dos grandes sistemas de jubilación. “Por un lado está el de capitalización, que implica un ahorro en una cuenta desde el inicio de tu edad laboral, que se convierten en una jubilación que dependerá de lo que hayas aportado. Esto sin perjuicio de que el Estado pueda complementar con alguna prestación mínima en función de los recursos que disponga. Por el otro lado tenemos el sistema de reparto, que significa que los recursos aportados hoy por los trabajadores activos se utilizan para pagarle a los jubilados de hoy”, explicó el especialista.

En el primer caso entran en juego las administraciones privadas, quienes tienen acceso para gestionar esas cuentas, invertir lo acumulado y generar intereses. Chile, Perú, Colombia y Bolivia son casos cercanos de países que se manejan bajo esta modalidad. En el segundo se necesita, inevitablemente, una razón entre aportantes y jubilados que hoy por hoy no se está cumpliendo por dos motivos: el trabajo informal y el aumento de la esperanza de vida. Esta problemática se presenta en todo el mundo y es uno de los grandes desafíos que enfrentan los gobiernos que se han visto obligados a cambiar su modus operandi.

El sistema mundial en crisis

Históricamente, se ha dicho que en Argentina se necesitan tres trabajadores activos por cada pasivo, cifras que en la actualidad han disminuido a menos de la mitad.  “Tenemos solamente 1.4 trabajadores activos por cada jubilado, por lo que se recauda muy poco. Esto se compensa con un porcentual de diferentes impuestos como el IVA; el 100% de los débitos bancarios; a los cigarrillos, 70% del monotributo, casi el 30% del de los combustibles; y el 15% de los impuestos nacionales que deberían ir a parar a las provincias”, detalló el docente universitario.

Esta coyuntura no se presenta únicamente en el país sino que se repite en todo el planeta. La evolución de la medicina ha colaborado en prolongar la vida de las personas adultas y dando lugar a la nueva longevidad. “Muchos sistemas adoptaron el sistema de capitalización con una alternativa para que vos ahorres algo y no te la gastes toda porque al Estado no le va a alcanzar para sostenerte”.

En América Latina, Bolivia, Chile, Colombia, México, Panamá, Perú y Uruguay ya han llevado su sistema hacia la capitalización, algo que se da en casi todos los paises europes y también en Estados Unidos.

¿Qué es la movilidad jubilatoria?

La movilidad jubilatoria es la adecuación de los montos jubilatorios a la evolución de los precios. “En inflación cero las jubilaciones están como están y no hay necesidad de moverlas a menos que uno piensa en un cambio estructural. Así que pensemos que hay movilidad porque hay problemas inflacionarios que, si resuelve, todo este conflicto desaparece”, señaló Panza.

Ahora, a lo largo de las distintas realidades económicas por las que ha atravesado la Argentina en tan poco tiempo, hubo varias fórmulas en los distintos pasajes políticos y económicos. “En el período 2015 a 2023 se cambió la fórmula, por lo que se llamaba la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE) que era una fórmula que establecía que no se podían ajustar la jubilaciones en tanto y en cuanto no haya recaudación suficiente para pagarlas. Este régimen fue bastante ruinoso para las jubilaciones porque perdieron prácticamente un 40% del poder de compra”.

Este régimen tendría que estar siendo reemplazado ahora por otro régimen que pretenda restituir a los indicadores de precios, como la variable de ajuste típica para la movilidad jubilatoria. “El problema es que nadie hace nada con lo que pasó antes, por eso hay un proyecto alternativo que es el de López Murphy que pretende aplicar movilidad jubilatoria pero con un índice de 90 días atrás. Por ejemplo, en abril se ajustarían las jubilaciones por lo que pasó de enero a mayo, se ajustaría por febrero y así sucesivamente, de manera tal de que los ciudadanos no perderían en un contexto de inflación decreciente el daño que se le hizo en estos últimos meses”. Es decir, si se aprobara el proyecto por índice del precio del consumidor desde este mes, al no ser remuneratuvo, las jubilaciones estarían atrasadas con respecto al 25,47 % de inflación de diciembre, el 20,61% de enero y 13,24% de febrero.

¿Pueden funcionar las AFJP?

Unas de los grandes interrogantes que se deriva de todo esto es si efectivamente las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) podrían solucionar el problema de base. “Considerando el tema inflacionario podrían funcionar, no como un sistema excluyente sino complementario. Si las AFJP invierten cotidianamente con administradores profesionales y los aportes se protegen de la inflación, podría significar un ingreso extra al monto que provee el Estado. Una especie de ahorro privado”.

¿Cómo se equilibra el sistema?

Considerando que el principal problema es la cantidad de aportantes con respecto a la cifra de pasivos, la matemática indica que hay que aumentar el número de los primeros para poder sustentar a los segundos. “Hay que volver a lograr que haya tres trabajadores por cada por cada jubilado o pensionado. Esto se consigue bajando los aportes jubilatorios y sindicales, mejorando en todo lo posible la disminución del costo del sistema. Y la segunda situación es que para aquellos trabajadores que estén en condiciones, o que puedan y quieran hacerlo, instalar un régimen de aportes complementarios. El Estado no va a poder bancar nunca una jubilación de más allá de $400 mil, pero quien quiera más que un salario mínimo y se sienta en condiciones de hacerlo debería poder hoy hacer una un aporte complementario. Sería una administradora de jubilaciones, no obligatoria, que luego brinde una pensión adicional cuando estés retirado y que sea el fruto de lo que vos hiciste. Lentamente debe dejar de subsidiarse con otros impuestos de la caja regional para lograr tener un sistema eficiente”, concluyó.

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