Día Mundial del Trabajo Social: una profesión que interviene en el marco de las desigualdades

El tercer martes del mes de marzo se estableció como el Día Mundial del Trabajo Social. Esta fecha fue impulsada en el año 2008, durante la Asamblea Mundial en Salvador de Bahía (Brasil), por la Federación Internacional de Trabajadores y Trabajadoras Sociales.

Si bien en Argentina la conmemoración del día del trabajo social es el 10 de diciembre, en coincidencia con el Día Universal de los Derechos Humanos, desde Portal Universidad aprovechamos la efeméride internacional para contactar a Manuel Mallardi, vicedecano de la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP).

Consultado respecto de las razones y los objetivos que existen detrás de la existencia de esta disciplina, el vicedecano expresó: “Cuando nos consultan qué es el Trabajo Social, con los estudiantes siempre hacemos un chiste que dice que en primer año cuesta responder la pregunta y en quinto también. La profesión del trabajador social debe pensarse como una profesión inscrita en las Ciencias Sociales, que interviene en distintas problemáticas de nuestra sociedad. En ese sentido tenemos una mirada bastante amplia para pensar al Trabajo Social, donde quienes se reciben de la carrera se insertan en distintas instituciones estatales y de la sociedad civil, con el objetivo de acompañar procesos de la población. Hablamos de procesos vinculados a la vulneración de distintos derechos que afectan su vida cotidiana. Ahí trabajamos fuertemente en la formación para que tengan una base sólida y otorgamos herramientas para que puedan realizar una intervención acorde y respetuosa de esos procesos”.

En cuanto a los orígenes del Trabajo Social como disciplina, Mallardi manifestó que todavía existen numerosos debates en torno a su génesis. Al respecto dijo: “Hay toda una discusión en ese sentido, como parte de las discusiones que se dan hoy en día. Los debates sobre la generación histórica del Trabajo Social están alimentados por investigaciones que demuestran que la disciplina, en nuestro país y la región, está fuertemente vinculada a la consolidación de la sociedad capitalista, centralmente en las primeras décadas del siglo XX. Es en esos tiempos donde se vio el surgimiento de distintos problemas sociales en las grandes ciudades, evidenciando la necesidad de contar con una profesión cualificada que pudiese responder críticamente a esos problemas”.

En el mismo sentido agregó: “En cada una de las regiones y de los países fue emergiendo con distintos nombres hasta consolidarse ya en la actualidad como Trabajo Social. Sin ir más lejos, hasta hace muy poco tiempo nuestra unidad académica, el nombre de la carrera era licenciatura en Servicio Social, esa era la denominación previa en nuestro país. Hoy ya hay consenso en denominarla Trabajo social. Como decía, fue en esas primeras décadas del siglo XX donde, frente a problemas de urbanización, pobreza y desigualdad, que fueron apareciendo prácticas ad hoc. Estas prácticas se fueron profesionalizando hasta que emergió la profesión, que ya tiene en algunos países de América Latina más de 100 años de presencia en el territorio”.

El Trabajo Social y la actualidad argentina

En los últimos meses, en Argentina se puso en tela de juicio el valor y la importancia de ciertos derechos de los ciudadanos y en particular de los trabajadores. Asimismo, la desfavorable situación económica empuja a diario a la mayoría de las habitantes a situaciones de convivencia cada vez más precarias. Respecto del impacto que tiene esta crisis en la disciplina del Trabajo Social, Mallardi dijo: “La profesión del Trabajo Social es necesaria en todos los gobiernos, en todas las formas de pensar al Estado, independientemente del signo político, porque es una profesión que interviene en el marco de las desigualdades. Necesariamente el Trabajo Social está, por la inserción de sus trabajadores como profesionales asalariados en el Estado, vinculada a cómo el Estado piensa los problemas y su respuesta es un factor central para delinear nuestra intervención”.

En cuanto al efecto de las medidas tomadas por el gobierno actual, el vicedecano expresó: “En los últimos meses sucedieron cambios sustantivos en las respuesta del Estado a los problemas sociales y eso está afectando significativamente nuestro trabajo. Esos cambios no solamente son cambios en la política social, sino también en la política económica y están generando mayor desigualdad, mayor pobreza, mayor indigencia. Todo esto agudiza los problemas que están presentes en los servicios laborales donde trabajamos. También hay cambios significativos en las respuestas que podemos dar por cambios en criterios de merecimiento que tensionan nuestros principios teóricos, éticos y políticos”.

“Todo esto por supuesto modifica nuestro trabajo. No sólo hablo de cambios vinculados a organismos del Estado Nacional, en los Estados municipales y provinciales también hay alteraciones significativas, porque muchos problemas que tienen dependencia de estos Estados son financiados por partidas nacionales. Vemos alteraciones en todos los espacios de intervención profesional”, destacó.

Principales desafíos que enfrenta el Trabajo Social

Mallardi hizo referencia a los principales desafíos y necesidades que tienen los profesionales del Trabajo Social en nuestro país. En ese sentido dijo: “Nosotros venimos planteando hace mucho tiempo la necesidad de fortalecer las condiciones del ejercicio profesional. En este aspecto de alguna manera entran en juego las condiciones de contratación ya que en muchas instancias estatales es una profesión precarizada, donde colegas intervienen en situaciones precarias de la vida cotidiana, pero ellos mismo están afectados por esas situaciones precarias, por el pluriempleo y los bajos salarios”.

“Venimos planteando la necesidad de una jerarquización en el marco de las condiciones de contratación y además venimos planteando el fortalecimiento de la autonomía profesional y el respeto a las incumbencias. Desde el año 2014 tenemos una ley federal de Trabajo Social que marca nuestros derechos, obligaciones e incumbencias, pero todavía está costando que muchas instituciones asuman que dicha ley no es indicativa, sino prescriptiva y se tiene que aceptar”, agregó.

Asimismo, el vicedecano resaltó el rol de la UNMDP al momento de formar profesionales de calidad cuyas aptitudes hacen al reconocimiento de la profesión. En ese sentido dijo: “Para llevar a cabo un proceso de intervención autónomo, crítico y responsable faltan recursos materiales y también cierto reconocimiento en muchos espacios y ocupaciones. Sin embargo, hubo un salto cualitativo y un mayor reconocimiento de la profesión en los últimos tiempos. Sin duda esto tiene que ver con el trabajo que se realiza desde nuestra universidad, que a través de la Federación Argentina de Unidades Académicas, viene bregando por el reconocimiento y la formación de calidad. Es un requisito y un desafío en el que trabajamos cotidianamente”.

Estudiar Trabajo Social en la UNMDP

Foto: Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social de la UNMDP.

Consultado sobre las características de la licenciatura en Trabajo Social de la UNMDP, el vicedecano explicó: “Básicamente nuestra carrera de licenciatura, como en la mayoría de las universidades tiene una duración de cinco años, donde hay una progresividad en la complejidad y los niveles de intervención. Nuestra carrera, como otras del país, se caracteriza y destaca por un sistema de prácticas de formación profesional, donde ya desde el segundo año de la carrera los y las estudiantes se insertan en distintos territorios de la ciudad, para acompañar estos procesos que afectan la vida de la población en clave territorial y de sujetos colectivos”.

“El objetivo de estas prácticas es que puedan ir incorporando ese saber profesional, es un rasgo muy importante que destaca a esta unidad académica. Tenemos un sistema de prácticas de segundo a quinto año que hace que los y las estudiantes puedan incorporar distintos niveles de complejidad en el abordaje de la realidad. En el último año hay prácticas profesionales que se evalúan de manera más individual, donde cuentan con el acompañamiento y supervisión de docentes y profesionales. Por eso podemos decir que quienes se gradúan lo hacen no solamente con una competencia teórica para pensar la realidad, sino también con una fuerte competencia interventiva para afrontar los problemas sociales que atraviesa en distintos espacios y sectores nuestra población.

 

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