Cosmeticorexia: los motivos detrás de la obsesión de los menores por el cuidado de la piel

Los trastornos alimenticios, la dismorfia corporal y las adicciones a los videojuegos o a plataformas de apuestas son solo algunas de las problemáticas que afectan a los niños, niñas y adolescentes hoy en día. Ahora a ella se agrega un fenómeno no tan conocido: la cosmeticorexia. Este es un trastorno vinculado a la obsesión por el cuidado de la piel y la apariencia y el uso excesivo de productos cosméticos.

Durante estas últimas semanas, se vio una tendencia que en la que las preadolescentes muestran una obsesión con el cuidado de la piel y una curiosidad por diversos productos como cremas, geles, mascarillas y peelings faciales. Las menores de 12 años son las más expuestas a esta moda, que consiste en seguir rutinas de belleza diseñadas para adultos, lo que puede acarrear graves consecuencias para su salud, incluyendo reacciones o alergias, según aclaran los expertos. “Esto se está dado gracias a un contexto sociocultural donde la información digital en redes vuelve masivo el consumo, está bueno promover el autocuidado en los niños, pero lo importante es prevenir el abuso de productos que pueden contener moléculas perjudiciales para una piel muy joven”, afirmó el médico dermatólogo Daniel Troncoso (MN  149755).

Se está dado gracias a un contexto sociocultural donde la información digital en redes vuelve masivo el consumo, está bueno promover el autocuidado en los niños, pero lo importante es prevenir el abuso de productos.

La cosmeticorexia es vista con cada vez más preocupación por pediatras, dermatólogos y maestros. Incluso la Asociación de Institutos de Enseñanza Privada de Buenos Aires (AIEPBA) emitió un comunicado alertando la situación: “El interés de los adolescentes por intervenir en las redes sociales cada vez con mayor rapidez, buscando efectos estéticos perfeccionistas, modelos de imagen a seguir y -en muchos casos- con controles acotados, ha instalado entre los docentes en las aulas una problemática que ya se viene advirtiendo como una nueva adicción”.

Esta problemática es reconocida en cada vez más países, y sus efectos son adjudicados a las redes sociales donde hay una gran presencia de videos de niñas mostrando como siguen una rutina con productos cosméticos que no están indicados para su edad. En Argentina esto se observa en festejos de cumpleaños de la temática “spa”, de los que participan niñas desde 6 años. Lo cierto es que dermatólogos y médicos alertaron que el uso de aquellos productos de piel a aquellas edades no es recomendable.

Este es uno de los efectos por los que más de 40 estados de los Estados Unidos denunciaron a la empresa tecnológica Meta, dueña de Facebook e Instagram entre otros, y la acusaron de utilizar y diseñar sus algoritmos para empujar a los jóvenes a “madrigueras de contenido tóxico y dañino” que empeoraba la percepción de niños y adolescentes sobre sus cuerpos. En el caso, Rob Bonta, fiscal general de California, expresó: “Hay una montaña de pruebas que muestran que, si los niños pasan más tiempo en las redes sociales, eso tiende a correlacionarse con la depresión, la ansiedad y problemas de imagen corporal”. Entre estas temáticas se enumeró la cosmeticorexia.

Si los niños pasan más tiempo en las redes sociales, eso tiende a correlacionarse con la depresión, la ansiedad y problemas de imagen corporal.

En Suecia, Apotek Hjärtat, la principal cadena de farmacias del país puso un límite de edad de 15 años para la compra de los productos de cuidado de la piel con el fin de acabar con su uso prematuro y prevenir esta problemática.

Para conocer la situación en el país y la ciudad, y las causas de este fenómeno, nos comunicamos con Micaela Bautista, licenciada en psicología y coordinadora de la comisión de género del Colegio de Psicólogos distrito X. “La verdad es que dentro de las consultas se escucha este fenómeno, pero aún no a nivel alarmantes”, aseguró Bautista.

“El origen puede ser diverso, pero en primer lugar lo buscamos en la cuestión del fenómeno social y en diferentes atravesamientos, como puede ser la cuestión de la identificación con un rol de género determinado que se fogonea desde diferentes lugares. El acceso a las redes sociales como TikTok y todas estas diferentes vertientes de pantalla que se empiezan a consumir en edades cada vez más tempranas actúan un poco a modo de potenciadores de estas prácticas”, explicó Bautista, haciendo referencia al rol profundizador que cumplen las redes en la cimentación de los roles de género, entre ellos, la necesidad establecida de tener una piel “impoluta”.

Seguidamente, Bautista agregó: “Es necesario visibilizar el exceso en el uso de estas plataformas como un indicador de algún tipo de conducta nociva, pensada en términos de salud integral”.

Un fenómeno social con origen en el género

“Aquí, como siempre en todos los fenómenos sociales hay una lente innegable que tenemos que poner, que tiene que ver con los condicionamientos en torno al género. Sabemos que la industria cosmética es una de las que más se beneficia de todas estas cuestiones de la mano con el sistema capitalista de consumo, que va como modificando sus formas y abarcando diferentes consumidores. No podemos negar que la niñez, como etapa de la vida, es una etapa donde se potencia o se fomenta el consumo. Entonces hay una gran direccionalidad del marketing hacia las niñas, y si lo pensamos hacia las infancias diversas también, porque este es un fenómeno que engloba a la infancia en general”, explicó Bautista, haciendo referencia a la cosmeticorexia como un fenómeno social con raíces engendradas en los estereotipos de género que son funcionales al sistema de consumo.

A su vez, la psicóloga propuso otro vector de la perspectiva de género para leer este fenómeno y tener una mirada más crítica de los modelos de identificación que se proponen: “Hay un ideal de belleza, por un lado, pero también existe esto de potenciar una etapa de la vida como ideal que es exclusivamente la juventud. Se mete el ideal de belleza a potenciar que cuanto mejor tenés la piel y más joven sos, más exitosa vas a ser. Ahí se mezcla también con estos prejuicios y estereotipos que tienen que ver con esto de la edad adulta joven como aquella más enriquecedora como si a partir de determinada edad cronológica una persona perdiera sus características y sus potencialidades y pasara directamente a constituirse desde otro estereotipo que sería el de la vejez”.

Se mezcla también con estos prejuicios y estereotipos que tienen que ver con esto de la edad adulta joven como aquella más enriquecedora como si a partir de determinada edad cronológica una persona perdiera sus características y sus potencialidades y pasara directamente a constituirse desde otro estereotipo que sería el de la vejez.

“En realidad es esto de ir notando cómo va cambiando el ropaje en el patriarcado y el sistema capitalista, y como operan en conjunto a través de nuestra vida y a lo largo del tiempo. Cómo esta forma de operación va transformando nuestras subjetividades, nuestras decisiones y nuestros modos de ver el mundo, cuando se fogonea un ideal o modelo identificatorio. Compartir la mesa a la noche en familia y observar un modelo único de identificación en la televisión opera como un ideal el cual una niña o un niño, un adolescente o adulto, van a querer alcanzar. No podemos obviar el papel de los medios de comunicación y por eso es tan importante también la formación en perspectiva de género en todo en todos los ámbitos de comunicación masiva”, dijo Bautista.

El efecto de las redes sociales

Como se mencionó previamente, las redes sociales son determinantes en la retroalimentación de estos fenómenos. Respecto a ello Bautista dijo: “Es fundamental la cantidad de tiempo que tanto adolescentes, como infancias hoy por hoy pasan frente a las pantallas. Capaz antes la infancia estaba un poquito más resguardada pero ahora hay un consumo desproporcionado o excesivo en el tiempo de pantalla. Eso me parece que es un vector principal para alertar o bien trabajar al interior de la familia. Visibilizar los peligros a los que los niños y adolescentes están expuestos con el consumo desmedido de pantallas y de información, y de esta manera potenciar un acompañamiento más cercano, abrir el diálogo”.

“Por otro lado, hay cuestiones del orden de la edad o el atravesamiento en determinados momentos de nuestra historia. La adolescencia es un momento de identificaciones, de nuevos planteamientos, de sociabilidad para conocer el mundo y conocer a otros y otras, pero también es un momento que puede quedar en jaque con el consumo excesivo de pantallas y el tiempo que se le dedica a esto. Es importante visibilizarlo dentro de la familia para que podamos ser potenciadores de otros encuentros: proponer que hagamos un deporte o encontrarse con amigos. Abrir el panorama del vector de la sociabilización para no quedar en aislamiento casi total. Porque las pantallas tienen esto de que pareciera que estamos cerca, pero en realidad no es lo mismo”, remarcó Bautista.

La adolescencia es un momento de identificaciones, de nuevos planteamientos, de sociabilidad para conocer el mundo y conocer a otros y otras, pero también es un momento que puede quedar en jaque con el consumo excesivo de pantallas y el tiempo que se le dedica a esto.

Para finalizar, la psicóloga agregó: “Creo que si las familias dentro de nuestras casas apostamos a abrir el panorama de sociabilización y nos adentramos en qué es lo que nuestros hijos consumen, cómo lo consumen, de alguna manera nos acercamos a quebrar con estas lógicas más dañinas. Muchas veces terminan generando algún grado de daños, sin generalizar, que se manifiestan en trastornos alimenticios, dismorfia corporal, o la cosmeticorexia. Hay muchas características o categorías que, si las miramos con detenimiento, se pueden potenciar en el uso excesivo de pantallas y redes”.

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