El 81% de infantes que concurren a escuelas municipales de Mar del Plata no usan casco

Fuente: Agencia CyTA

 

El creciente aumento de los accidentes de tránsito en Mar del Plata pone en evidencia la necesidad de conductores responsables, sobre todo cuando transportan chicos que deben cumplir medidas de seguridad y protección que se vuelven fundamentales para prevenir hechos fatales.

Mediante un informe realizado por el grupo “Modelos y Métodos en Psicología Aplicada al Tránsito” aplicada al tránsito de la Universidad Nacional de Mar del Plata, se presentaron resultados de estudio sobre condiciones de seguridad asociadas al traslado de niños entre 3 y 5 años que asisten a Jardines Municipales de la ciudad.

Portal Universidad dialogó con Fernando Poó, doctor en psicología, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata y codirector del proyecto, sobre los resultados obtenidos y la necesidad de concientizar a la población.

Según el informe, el uso de medidas de protección fueron relevadas en tres modos de transporte: vehículos de cuatro ruedas, motos y bicicletas. Entre los resultados que se obtuvieron se menciona que:

  •  Vehículos de cuatro ruedas: El 83% de los conductores no usaba cinturón de seguridad. El 97% de niños/as no usaban sistemas de retención infantil (SRI), y  un 24% viajaba en asiento delantero. El 23% de ascensos y descensos se realizaba en la calle. 

Como indicaron desde el informe, el 97% de los niños no usan Sistema de Retención Infantil, que según el Decreto 32/18 que reglamenta la Ley de Transito 24.449 es obligatorio que los niños de hasta 10 años viajen en la sillita, ya que el uso correcto del SRI reduce un 70% los riesgos de lesiones graves y fatales en caso de accidente de tránsito.

  •  Motos: El 81% de niñas/os y el 77% de los adultos no usaban casco. Diversos factores afectaban la estabilidad de los/as niños/as en el vehículo: solo un 4,3% apoyaban sus pies en un lugar seguro, en ningún caso se observaron dispositivos especiales de sujeción, y un 38% llevaba algún tipo de carga. 

  • Bicicleta: El 98% de niñas/os y el 100% de los conductores no usaban casco. Un 57% se sujetaba de forma insegura y un 84% no tenía apoyo correcto de pies. El 40% transportaba algún tipo de carga.

Frente a la negativa de los resultados encontrados, Poó expresó que “esperábamos resultados malos, pero no tan malos”. Uno de los datos que más llama la atención es que el 81% de los niños que recurren a las escuelas no usaban casco. 

“Esperábamos un bajo uso de mecanismo de protección en todos los sentidos pero son muy altos los índices de no uso. No solo en niños sino también en adultos, eso es lo más llamativo”, señaló el especialista.

Haciendo mención a trabajos anteriores que realizaron, afirmó que “en el último de ellos encontramos alrededor de un 80% de personas que usaban casco. Esto evaluado en zonas no periféricas, eran registros en distintas zonas de la ciudad y muchas céntricas. Pero así y todo es mucha la diferencia y nos llamó mucho la atención”.

“Realmente son muy malas las condiciones de seguridad y eso es un poco más complejo si tenés en cuenta que las zonas donde están ubicados los jardines. Tienen un montón de deficiencias estructurales, problemas en señales viales, en el pavimento, en las veredas, en carteles que indiquen límite de velocidad y lugares seguros para bajar”.

Poó afirmó que “los resultados son muy malos en general, así que podríamos decir que nos llamó la atención todo. En el caso de los autos o las bicicletas la proyección es casi universal, casi nadie usa”.

El codirector hizo hincapié en las zonas donde realizaron el estudio y explicó que “primero tomamos todos los jardines municipales como un universo y de ahí seleccionamos 13, dependiendo la matrícula y viendo como están ubicados en términos de baja, alta o media vulnerabilidad socioambiental según el área”. Los jardines están ubicados al cordón de la ciudad.

“Elegimos 4 jardines que están ubicados en zonas de baja vulnerabilidad, cuatro de alta vulnerabilidad y 5 de media”, mencionó el docente.

Para realizar el estudio obtuvieron el aval de la Secretaría de Educación del Municipio y de la Subsecretaría de Movilidad Urbana.  Además, Poó mencionó que “a partir de la Secretaría nos conectamos con las maestras jardineras y tuvimos el aval de las directoras de los jardines”.

Soluciones a la problemática

“Creemos que este tipo de problemas, de situaciones que se generan así como estas de falta de uso de protección, no se resuelven de una sola manera”, afirmó el docente. 

De esta forma, el investigador específico que “no alcanza con decir que hay una medida y es perfecta. Es necesario trabajar en muchos niveles, por un lado hay que mejorar la infraestructura que rodea a las escuelas en términos de señales viales verticales y horizontales, mejorar veredas, espacios seguros para subir y bajar de los vehículos”.

“Eso es lo importante, pero a la par tenés que hacer un trabajo de concientización y educación, no solo con los niños sino también con los padres con cosas que van desde más atención o complejidad como puede ser usar un casco o entender que usar una sillita infantil en el auto tiene una razón, no es solo un capricho”, agregó el docente.

Entender que usar una sillita infantil en el auto tiene una razón, no es solo un capricho

Poó detalló que “hay una variable socioeconómica que esta relacionada con usar o no usar estos mecanismos de protección, entonces hay que trabajar para que las personas tengan acceso a eso. Hay que encontrar formas de que sea accesible tener un casco, ropa visible, hay que trabajar para que las personas entiendan que no alcanza con tener el casco si vas en moto o bici, que tenés que tener los pies bien apoyados, ropa que te proteja si te caes y todo eso es costoso, por eso hay que trabajar desde distintos lugares para el acceso”.

El docente hizo referencia a la necesidad de mejorar el sistema de transporte público y señaló que “muchas veces las personas recurren a la bicicleta, la moto o hasta el auto para resolver problemas de movilidad cuando no hay transporte público o funciona mal. La movilidad es una necesidad, necesitas ir al jardín con tu hijo y tenés que encontrar la forma, si no tenés colectivo, si no hay líneas que te lleven, si el colectivo es caro o no te alcanza vas a encontrar otras, que tendrían que ser lo más seguras posibles”.

Otro de los puntos importantes que destacó el docente es que “la gente aprenda a valorar el riesgo. En general las personas tienen una estimación del riesgo que es equivocada, que tiende a hacer una valoración inductiva. Hiciste muchas veces una cosa que implica cierto nivel de riesgo y no te paso nada, entonces derivas de eso en que nunca va a pasar, y en realidad el riesgo está presente cada vez que haces eso”.

“Dentro de las posibilidades para prevenir, creo que algo que importa es el control vial usado como mecanismo de prevención, muchas veces cuando hay controles viales las personas tienden a cumplir más con las normas por miedo a la sanción. No está mal y ayuda, al fin de cuentas lo que termina pasando cuando las personas tienden a repetir el comportamiento en presencia primero del control es que después tengan ese comportamiento en ausencia del control, porque se habitúan a hacerlo y lo siguen haciendo“, afirmó Poó.

Lineamientos generales del proyecto

El codirector comentó que “es una primera parte del proyecto y a su vez continúa con una línea de trabajo que tenemos desde hace tiempo. Trabajamos en psicología aplicada al tránsito y dentro de esa línea de trabajo algunos de nuestros estudios han sido sobre observación de comportamientos viales en términos de uso de cinturón, uso de casco en motociclistas, ciclistas y comportamientos peatonales”.

Si bien ya habían realizado un trabajo sobre escuelas primarias, en esta ocasión realizaron una investigación sobre los jardines infantiles. “Este tipo de estudios hay menos cantidad en niños que en adultos. Todos estos trabajos de observación, nos parecía por un lado que estábamos cubriendo una información que no hay a nivel general y por otro lado estábamos generando información que es útil para la ciudad, para todo lo que es el estudio de la seguridad vial”.

En esta línea, destacó que “en el caso de la infancia la seguridad vial es un problema, es una fuente de lesiones y mortalidad, y los mecanismos de protección son la manera, además de tener comportamiento seguro o preventivo, más importante para controlar posibles lesiones si hay algún tipo de siniestro”.

“Esto es la primera etapa, solo observar comportamientos, la etapa que sigue es averiguar y estudiar las creencias o conocimientos que tienen padres y docentes sobre estos tipos de comportamientos”, finalizó.

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