¿Se puede ser apolítico?: “Ningún individuo puede pensarse por fuera de la política”
En tiempos enmarcados en constantes discusiones políticas apareció un grupo cada vez mas notorio que se autopercibe como “apolíticos”. Sin embargo, sacando los extremos militantes, la más mínima acción que una persona tenga ya sea inconsciente o conscientemente, lo hace a través de sus ideales. La indiferencia a lo que se llama “política” que considera tener una gran parte de la población, ¿eso es realmente ser apolítico?
Portal Universidad dialogó con Osvaldo Luoni, politólogo y Docente de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata, sobre qué es ser apolítico, si es posible serlo y por qué hay personas que se reconocen de esta forma.
El especialista declaró que “el término apolítico no es muy preciso. Si consideramos el interés de la política, ya sea como participante directo o espectador involucrado, esta actitud corresponde a un sector de la población que cree intuitivamente que en términos numéricos los apolíticos no son el mayoritario, pero por el contrario la gran mayoría no reviste esta condición”.
Aunque haya una gran parte de la población que no esté interesada en ella, “para la gran mayoría el interés por la política compite con otras actividades y preocupaciones. En ese sentido, puede acaparar cierta atención o nada de atención”, comentó.
Por lo tanto, explicó que “este grupo mayoritario en la sociedad se denomina como apáticos. Esta denominación le cabe a quienes conscientemente se inclinan por ser indiferentes o desinteresados a la política”. A lo que agregó que “esto se debe a que tienen un conjunto de preocupaciones y de intereses que están, para ellos, por sobre la política”.
Igualmente, el politólogo afirmó que “se puede tener indiferencia hacia la política, pero ningún individuo puede pensarse por fuera de la política”.
Ante esto, declaró que “es muy difícil empíricamente delinear un sujeto político y es muy difícil pensar una situación de apoliticidad en estado puro. En el mismo momento que formamos parte de una sociedad que es entendida como comunidad política con sus reglas, que de alguna manera sea conscientemente o inconscientemente las estamos acatando, hay una suerte de graduación de las actitudes de las personas hacia la política”.
En relación a las razones por las que las personas se consideran apolíticos, el docente afirmó que “puede darse por una serie de motivos que van desde el descontento, el desencanto o el rechazo a la política, a los partidos o a los dirigentes. Me parece que hay un porcentaje muy importante de los ciudadanos para quienes la política no forma parte de sus intereses y tampoco ven esto como un problema, y que si votan lo hacen debido a las penalidades asociadas al incumplimiento y la obligación de votar”.
No me gusta la politica,pero reconozco que los días de votación me parecen patrióticos y agradables
— jose ciantini (@JCiantini) November 14, 2021
Una de las tantas charlas políticas que se suelen dar en las redes sociales con personas que se consideran apolíticas.
A su vez, Luoni mencionó que hay dos grandes macro explicaciones sobre este tipo de comportamientos, “una es más instrumental y otra estructural. En la primera, la participación o no en la política responde a una evaluación de costos y beneficios asociados a esta intervención. Mientras que el segundo, tiene que ver con cuestiones vinculadas a la socialización, como a través de la educación y de nuestra actividad a lo largo de la vida se nos forma a serie de actitudes y predisposiciones que hacen que nos comportemos o no de determinada forma”.
Además, indicó que también hay factores por los cuáles se puede explicar por qué la gente participa o no, “puede ser por la edad, el género, el nivel de instrucción, la posición social o profesional, entre otros.”
Por último, el especialista hizo hincapié en cómo la clase política reacciona frente a las mismas, “sabiendo que en una democracia hay que articular un discurso que sea atractivo para capturar esta parte del electorado. A partir de ahí es que surgen ciertos discursos que resaltan cuestiones que no son netamente políticas, o que son antipolíticas, que entiendo como una estrategia electoral para capturar a esa parte de la población que más allá de que le interese o no la participación, tiene que votar”.