Semana mundial del parto respetado: “El 90% de las mujeres sufren algún tipo de violencia obstétrica a la hora de parir”

Del 15 al 19 de mayo es la semana mundial del parto respetado y en ese contexto en distintas partes del país se realizará la primera marcha nacional contra la violencia ginecobstétrica y neonatal el miércoles 17. El eje principal de la marcha es visibilizar la problemática y dar a entender que la violencia obstétrica es violencia de género.

 

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La Violencia Obstétrica es legalmente en nuestro país una de las modalidades que asume la violencia hacia las mujeres. La Ley 26.489 de Protección Integral a las Mujeres, la define como aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales.

La Ley Nacional la 25.929, más conocida como Ley de Parto Respetado, fue sancionada en 2004 para tratar de erradicar esta violencia y establecer derechos básicos: “todas las personas gestantes tienen derecho a una atención basada en la escucha, la confianza, la intimidad y el respeto por su identidad de género, sexualidad, corporalidad y cultura”.

Asimismo, esta herramienta protege los derechos de las personas gestantes y de las personas recién nacidas, reconociendo su protagonismo y el de sus vínculos afectivos en el proceso de parto y nacimiento; favoreciendo el fortalecimiento de los entornos protectores de las crianzas y promoviendo la corresponsabilidad en los cuidados”.

Además, garantiza el derecho a un parto normal, que respete los tiempos de la persona gestante, la no discriminación, que se respete la intimidad, elegir a la persona que la acompañará durante el trabajo de parto, el parto y el posparto y que tanto la persona cómo la familia reciba toda la información necesaria.

A pesar de que existe la ley, la violencia durante el embarazo y el parto es muy común. El movimiento autoconvocado argentino “Mi parto, mi decisión”, que lleva adelante la campaña nacional contra la violencia ginecobstétrica informa que “el 90% de las mujeres sufren algún tipo de violencia obstétrica a la hora de parir”.

El 90% de las mujeres sufren algún tipo de violencia obstétrica a la hora de parir

¿Qué es la violencia obstétrica?

Desde Portal Universidad nos comunicamos con Equipo de Psicología Perinatal, Investigación, Capacitación y Asistencia (E.P.P.I.C.A) que forma parte de la Subcomisión de Psicología Perinatal del Colegio de Psicólogos distrito X, para comprender que es la violencia obstétrica, de que formas aparece y cuáles son sus consecuencias.

Desde E.P.P.I.C.A explican que se está en presencia de un hecho de violencia obstétrica cuando:

Se medicaliza el proceso de gestación y parto y se interviene quirúrgicamente los cuerpos de las personas embarazadas a pesar de no ser estrictamente necesario

– Cuando se programan cesáreas innecesarias o cuando se le quita la posibilidad de parir en compañía de una persona de su elección.

– Cuando no se las deja mover libremente durante el proceso de parto.

– Cuando se apuran los procesos fisiológicos de trabajo de parto con inducciones médicas.

– Se sufren maltratos psicológicos y físicos durante el embarazo y el parto

La Violencia Obstétrica “es una de las violencias más silenciadas y naturalizadas a pesar de la legislación vigente”, dijeron desde el equipo. Los tratos deshumanizados, el abuso de medicalización y la patologización de los procesos naturales tienen un “gran impacto psicológico y emocional en quienes lo sufren, generando muchas veces secuelas a corto y largo plazo”.

Es una de las violencias más silenciadas y naturalizadas a pesar de la legislación vigente

En este escenario toma mucha importancia la formación y perfeccionamiento en materia de Derechos Humanos de todo el personal de salud, para que todo nacimiento sea “transitado con amorosidad y respeto”, comentaron profesionales de E.P.P.I.C.A.

Justamente por esa naturalización muchas veces la mujer que sufrió esa violencia no llega a percibir que el trato inadecuado que recibió.Según explican los riesgos que aparecen son el silencio o la vergüenza por no haber podido imponerse o defenderse, y con ello el enojo hacia sí mismas. “También por supuesto, hay personas que pueden dar cuenta del grado de vulnerabilidad en el que se encontraban y el enojo está dirigido a los profesionales”, aclararon.

Otras consecuencias pueden ser una conducta evitativa hacia los controles médicos gineco-obstétricos; que se extiende en muchas oportunidades a su vida sexual, postergando el inicio de las relaciones sexuales y evitando el contacto o la exploración de su cuerpo. Así también se pueden presentar sueños y pesadillas que lleven a ese momento y traigan recuerdos que generan angustia.

Esta experiencia puede afectar a la mujer en su maternidad, no sólo en relación al vínculo con su bebé sino a la decisión de volver a ser madre y tener más hijos. En relación al vínculo se pueden ver dificultades “construyéndose patrones de apego disfuncionales, en ocasiones la falta de aceptación del rol y la desconexión con lo sucedido puede generar un apego del tipo evitativo y en otro sentido, la culpa por lo sucedido en el parto, la sensación de vulnerabilidad y la inseguridad llevan a establecer un comportamiento sobreprotector”.

Más allá de todo el malestar que puede generar esto “las mujeres no siempre consultan en los meses posteriores al parto aun en presencia de los síntomas, sino que es ante la presencia de otros desencadenantes que reactivan la experiencia cuando deciden consultar, como por ejemplo el primer año del bebé o un próximo embarazo, entre otros”, explicaron las psicólogas del equipo.

Algunos datos

Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género dependiente del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación publicó el año pasado un informe de Análisis de los Registros de la Línea 144 por Violencia Obstétrica.

Se toman las comunicaciones por violencia obstétrica entre los años 2015 y 2021. La cantidad de denuncias reportadas varía año a año, y durante el 2021, se identificaron 52 denuncias por violencia obstétrica en dicho organismo.

Entre las prácticas, situaciones o condiciones de atención que incurren en violencia obstétrica, durante 2021 las denuncias recibidas estuvieron vinculadas con el trato deshumanizado, el no respeto de la decisión de la mujer, la negación de acompañante, la falta de información. Además, se identificaron episodios sobre violación a la privacidad e intimidad, la patologización y medicalización de los procesos reproductivos de las mujeres, obstáculos o limitaciones en el contacto con los hijos y denuncias vinculadas a prácticas de cesárea. En 2020 y 2021, en el marco de la pandemia por Covid-19 se incrementaron las denuncias relacionadas con la negativa de contar con acompañantes durante el parto.

Las denuncias por violencia obstétrica se refirieron principalmente a instituciones privadas y las jurisdicciones de las que provino la mayor cantidad de denuncias fueron Buenos Aires con 42.3%, CABA con el 26.9% y Córdoba 9.6%

Las comunicaciones realizadas a la línea refieren que más del 65% de las mujeres en esta situación tenían entre 25 y 45 años, mientras que un 25% se encontraban entre los 15 y los 24 años.

Algo que resulta interesante es que, en el período analizado, en 6 de cada 10 casos es la persona en situación de violencia la que se comunica con la línea en busca de asesoramiento. Resulta elevado el porcentaje de familiares que se comunican buscando información referida a violencia obstétrica: 26,6%. Según el informe, “esto se puede explicar por las características particulares que tiene esta modalidad de violencia. Las mujeres que la atraviesan se encuentran en situación de puerperio y cuidados de la persona recién nacida. Esto podría generar que decidan posponer la consulta a la línea, que algún familiar lo haga por ellos, o bien decidan no hacerla”.

El principal tipo de violencia que se ejerce en la modalidad de violencia obstétrica es la psicológica y en casi la mitad de las comunicaciones se identifica violencia simbólica, mientras que la violencia física alcanza un 40%. Además, el 14,7% de las personas que se contactaron informaron violencia sexual.

Es posible observar que la cantidad de comunicaciones por situaciones de violencia obstétrica a la Línea 144 en busca de asesoramiento o contención resulta baja en comparación con otras modalidades de violencia por motivos de género. Entre 2015 y 2021 las comunicaciones no superaron los cincuenta y cinco casos por año. Esto puede suceder porque “esta modalidad de violencia se encuentra socialmente naturalizada”.

Desde E.P.P.I.C.A señalan que el área perinatal de la actuación profesional es crucial en la salud mental materna porque “sus actitudes y conductas tienen consecuencias directas en el estado emocional de la madre y la familia”.

“Para prevenir y abordar la violencia obstétrica y promover la salud mental materna, es fundamental generar programas de formación específica, fomentar el diálogo entre los miembros de los equipos, pero además, los cuidados propios de los profesionales, la autoobservación y revisión permanente en el sentir y el hacer, deben ocupar un lugar central en la atención en la etapa perinatal”, explicaron.

 

 

* E.P.P.I.C.A (Equipo de Psicología Perinatal, Investigación, Capacitación y Asistencia), la Subcomisión de Psicología Perinatal del Col. de Ps, distrito X y Revista Perinatal Argentina,  en consonancia con la Ley 26.657 Derecho a la Protección de la Salud Mental,  pensamos la salud mental en la etapa perinatal  como un proceso complejo, donde no solo cuenta la subjetividad y los recursos de la madre o persona gestante, sino que es multideterminada por componentes históricos, socioeconómicos, culturales, biológicos y psicológicos. El cuidado y la atención a la salud mental implica entonces una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona. Además, tenemos presente los avances en materia de DDHH, las nuevas leyes sobre Identidad de Género, Adopción, Matrimonio, Violencia Obstétrica y por supuesto las nuevas tecnologías en Reproducción Humana Asistida, que dan lugar a nuevas configuraciones familiares.

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