Astronomía: una pasión de profesionales y aficionados de alto nivel en Argentina
La astronomía es la disciplina que se dedica al estudio de los distintos cuerpos celestes que pueblan el universo junto con las leyes y fuerzas físicas con las que habitan e interaccionan. La observación de los cielos tuvo un rol determinante en el desarrollo de las civilizaciones desde los inicios de la humanidad y si bien la vida contemporánea parece darle la espalda a las noches estrelladas, existe en nuestro país una gran cantidad de científicos y aficionados que se toman muy en serio la actividad.
Para profundizar sobre este tema, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con Sebastián Musso, astrónomo, periodista y divulgador científico. Al respecto, Musso expresó: “Hay dos tipos de astrónomos: los que estudian en alguna de las tres facultades de Argentina, como La Plata, Córdoba y San Juan y luego están los astrónomos que trabajan a nivel de aficionados, que hacen trabajos muy interesantes en sus propios observatorios, como el monitoreo de asteroides y brillo de estrellas. Los astrónomos aficionados argentinos tienen un altísimo nivel, hace pocas semanas uno de ellos descubrió un asteroide y hace algunos años un cerrajero rosarino fue la primera persona en la historia mundial en ver la explosión de una supernova desde el primer instante. En la astronomía aficionada no aparecen tanto la física y la matemática. Es muy atractiva porque circulan muchas imágenes que llegan de los grandes telescopios del mundo”.
En el mismo sentido agregó: “Es una ciencia con muchos adeptos en el mundo y Argentina no es la excepción. Nuestro país además cuenta con muchos observatorios profesionales y bastantes planetarios, aunque menos de los que yo querría, me encantaría que Mar del Plata como ciudad turística tuviera uno. Argentina tiene también una historia de exploración espacial muy rica. En la década del 60, sólo cuatro países habían logrado poner un ser vivo en el espacio y traerlo sano y salvo a la tierra. Esos países fueron Estados Unidos, Rusia, Francia y Argentina. Tenemos una enorme trayectoria en el estudio de la astronomía y una sociedad que acompaña con mucho interés todo ese desarrollo”.
En cuanto a las aplicaciones que tiene el estudio de la astronomía en Argentina y el destino de los profesionales que deciden tomar este camino, Musso explicó: “Todos los astrónomos de nuestro país tienen trabajo, porque la cantidad de plazas que se necesitan para investigación no han sido ni por casualidad cubiertas con los chicos que se reciben cada año. Nuestro país está invirtiendo en nuevos instrumentos, se están construyendo observatorios importantísimos en colaboración con otros países, actualmente estamos construyendo el radio telescopio más grande de Latinoamérica junto a China. También se está construyendo un telescopio submilimétrico con Brasil en el norte argentino. Hay mucho sitio para desarrollarse profesionalmente en la astronomía”.
Asimismo, añadió: “Otra de las ventajas que tiene, para los que estén pensando en estudiar, es que ni siquiera hace falta mudarse de ciudad al principio. La astronomía es una carrera de física con algunas materias más que se incorporan al final y que aplican la física a un laboratorio más grande, que es el universo. Se puede estudiar física aquí mismo en la Universidad Nacional de Mar del Plata y una vez concluida esa licenciatura, ahí si es necesario hacer esas materias que faltan para ser un astrónomo”.
Dos grandes problemas para los astrónomos: polución lumínica y basura espacial
Por otro lado, Musso se refirió a las problemáticas actuales que afectan a la astronomía y expresó: “La polución lumínica es uno de los principales problemas. Acá no le prestamos mucha atención pero hay asociaciones internacionales como la Dark Sky Association o el Instituto Astrofísico de Islas Canarias, que se dedican específicamente a medir la calidad de los cielos. Puntualmente en Mar del Plata perdimos muchas estrellas para observar y mirar con un telescopio es casi imposible, está todo naranja por las luminarias de la costa. Si nos vamos acá cerca, a Laguna o Sierra de los Padres, ya nos sorprendemos de ver un cielo totalmente distinto. Ni hablar cuando nos vamos a los mejores cielos del mundo, como el norte de Chile, el cielo sanjuanino o el norte de Salta. Ahí notamos lo que nos estamos perdiendo”.
Las consecuencias no son solo para los astrónomos o para cualquier persona que quiera contemplar el cosmos. Sobre este aspecto dijo: “Las pérdidas que genera la polución lumínica también son económicas. Hay estudios de cuánto gastamos en alumbrarle la panza a los pájaros. Nuestras luminarias, en vez de estar focalizadas hacia el piso, apuntan luz para todos lados y esto resulta en un desperdicio de energía millonario. Adaptar las luminarias gastaría menos energía y no resignaría seguridad para los vecinos porque orientaría la luz hacia donde más la necesitamos y el cielo podría empezar a recuperarse. El beneficio es también biológico, porque nuestro ciclo circadiano se ve trastocado al no tener bien diferenciado el tema de la oscuridad y la luz”.
El otro gran problema que dificulta la investigación de los cielos nocturnos es la importante cantidad de basura espacial que orbita el planeta. Sobre este tema dijo: “Es un tema bastante preocupante, desde finales de los años 50 estamos enviando aparatos a distintas órbitas y hoy la mayoría no están operativos. Esto complica mucho la observación con telescopios profesionales porque cuando se toman fotografías de larga exposición aparece la traza, una raya luminosa que da cuenta del satélite que pasó por ahí y eso interfiere mucho con la investigación”.
“Hay una falta de regulación sobre la materia, tenemos empresas de comunicación muy importantes que planifican enviar miles de satélites en los próximos años para armar enormes constelaciones y dotar de servicios de comunicación a la tierra. También tenemos proyectos de escuelas de todo el mundo, en Mar del Plata también, que envían picosatélites y hacen sus pequeñas experiencias en cuanto a recabar datos. Suena fantástico pero es necesario tomar conciencia de las consecuencias que tiene la acumulación de todos estos cuerpos, que cuando dejan de ser operativos se convierten en basura espacial. Son peligrosos también para los astronautas, un pedacito de pintura, un pequeño tornillo, pueden alcanzar velocidades de 20 mil kilómetros por hora en el espacio y convertirse en proyectiles más rápidos que una bala”, aseguró.
Mar del Plata debería tener su planetario
Consultado respecto de lo que se podría hacer para incentivar el desarrollo de la astronomía a nivel local, Musso dijo: “Es necesario entender que estos espacios pueden ser sustentables incluso desde lo económico. A Mar del Plata la visitan muchas personas al año y un planetario sería una atracción muy importante, es más, de las 100 ciudades más visitadas en el mundo, las 100 cuentan con un planetario. Con las tecnologías digitales actuales no hablamos de una inversión imposible como en otros tiempos, cuando eran mecánicos. Los planetarios no sólo son espacios donde se enseña astronomía sino que permiten mostrar funciones de forma envolvente, sobre el cuerpo humano, historia, geografía, es un gran cine envolvente que puede brindar funciones educativas para chicos en edad escolar, pero también para adultos”.
Asimismo sostuvo que: “Son espacios que nos permiten aprender algo en un formato atractivo, donde podemos recibir contenido educativo en formato de show y no es necesario tener la pretensión de hacer un curso sobre el tema pero si despierta la curiosidad en muchas personas. Nos falta en nuestra sociedad cultivar que una salida puede ser un planetario o que en un museo la puedo pasar bien. Eso hay que fomentarlo un poco más”.
Proyecto AstroTES
Finalmente Musso se refirió al proyecto Astronomía para tocar, escuchar y sentir (AstroTES), que tiene como objetivo generar kits para la enseñanza de astronomía en personas ciegas y con visión reducida. A través del mismo se entregarán el próximo jueves 4 kits con material táctil para la enseñanza a la Escuela de Ciegos de la ciudad, UMADESCA, la Biblioteca Parlante y el propio Museo Scaglia.
Al respecto dijo: “Hace unos 20 años que me dedico a la actividad de dictar talleres o crear contenido para personas ciegas o de baja visión. Lo he hecho en muchas ciudades del país y también del exterior. Hace tres años, junto con el astrónomo Diego Altamirano de la Universidad de Southampton, en Inglaterra, armamos un kit de 26 elementos que contiene maquetas impresas en 3D. De ese modo, en vez de trasladarse yo, se traslada el material. Ya tenemos kits en 7 países y es una actividad que tiene muy buenos resultados, es una muy gratificante”.
“Mañana estaremos entregando un kit a estas cuatro instituciones y estoy muy contento de poder aportar algo en un montón de esfuerzos que se hacen por hacer accesible el contenido. El museo de Ciencias Naturales también está tratando de convertir o adaptar parte de su muestra para este público y es algo necesario que pensemos en la educación para los que tengan alguna dificultad. Es una obligación para los que tenemos el conocimiento hacer estas adaptaciones”, concluyó.