Cambios curriculares, las herramientas de influencia política y social en las escuelas primarias marplatenses

*Por Carolina Ramírez

Para Susana Marcos, “si hablás de enseñanza la tenés que ver como un producto de la sociedad, es un recorte de su economía, dificultades, ideología y cultura. Una construcción que se va desarrollando a lo largo del tiempo y de pronto, a la hora de juzgarla, tenés que comprenderla con los ojos de la época y al mismo tiempo del presente”. Ella es jubilada marplatense con 30 años de docencia, ejerció entre 1979 y 2013. Fue preceptora, maestra a cargo de sala durante 22 años, vicedirectora, directora y docente del Profesorado de Nivel Inicial. Actualmente cursa la Licenciatura en Ciencias de la Educación. Su actividad siempre se desarrolló dentro de la ciudad, tanto en el sistema privado como en el estatal.

Hablar de los 40 años de democracia es también hacer un recuento del evento histórico que marcó a la sociedad argentina: el Golpe de Estado de 1976. Si en algo coinciden las docentes que fueron entrevistadas por Portal Universidad, es que para quienes aún estaban transitando la carrera no hubo cambios muy significativos o no llegaron a entender la dimensión de lo que les pasaba. Patricia Sena, maestra de educación especial y estudiante en aquella época, recordó que con sus compañeros vivieron las restricciones como algo natural, “sí después con el diario de lunes, supimos qué propósitos tenían los cambios que se fueron haciendo”.

La última Dictadura Militar: el autodenominado “Proceso de reorganización Nacional”

Luego de varios años de agitamiento social y una escalada de violencia en el país, el 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas, con el apoyo de algunos grupos civiles, encabezaron un golpe de Estado que culminó con el desplazamiento de la presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón y la asunción de la Junta Militar como máximo poder político del país.

Discurso de asunción del Gobierno de facto en 1976. En el centro, Jorge Rafael Videla. Fuente: Editorial Perfil.

Este asalto inconstitucional se dio con la excusa de “reconstruir la imagen de la Nación, erradicar la subversión y promover el desarrollo económico”. Para ello propusieron “restituir los valores de la moral cristiana, la tradición nacional y la dignidad del ser argentino”.

Una de las primeras intervenciones fue hecha en la rama educativa. El Contraalmirante César Augusto Guzzetti asumió como Ministro de Cultura y Educación, y aunque sólo ejerció en ese puesto del 24 al 31 de marzo, sus resoluciones oficiales sentaron las bases de lo que sería el sistema de enseñanza de los próximos ocho años.

La estrategia

Para Pablo Pineau, Doctor en Educación:  “La Dictadura sostenía que la infiltración subversiva en las escuelas era producto de los excesos que habían orientado la política educativa en las épocas previas. Educar, entonces fue cuidar a las nuevas generaciones de los males del pasado producidos por las generaciones perdidas que las habían precedido”. La estrategia política educativa fue represiva y discriminadora, basada en la censura y la enseñanza tardía de la lecto-escritura.

El presidente de facto Jorge Rafael Videla visitando una escuela primaria. Fuente: Diario La Capital de Rosario

“Todo texto era considerado peligroso, y diversos y poderosos mecanismos de control se pusieron en acción para evitar sus efectos de subversión y penetración ideológica”, escribió Pineau. Y aunque no había una censura explícita para los libros de texto de la primaria, la autorización para el uso de ellos en clases la daba en Ministerio de Educación y Cultura. Comenzaron a circular listas de libros que estaban aprobados, por lo que se deducía que si el ejemplar no estaba en ese registro era porque no debía utilizarse. Distinta fue la historia para el ciclo superior, principalmente para las carreras humanísticas, en las que la censura a determinados títulos y autores incluía retirarlos del alcance del público.

Documentos de censura a libros durante la dictadura- Fuente: Archivo Histórico Nacional

Daniel Filmus, actual ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación Argentina, afirma en su libro “Educación, autoritarismo y democracia” que se efectuó un vaciamiento de saberes socialmente válidos. “Lo particularmente peligroso de los mecanismos a través de los cuales es puesta en práctica esta estrategia es que los mismos resultan menos visibles a los ojos de los actores del proceso educativo (…) esta “invisibilidad” es una de las trabas más importantes para su desarticulación”.

Descentralización y cambios curriculares: métodos para profundizar la desigualdad social

En 1976 el Ministro de la Nación Ricardo Bruera anunció la descentralización del sistema educativo. Respondiendo a una tendencia de los países centrales (Rusia, Francia, Estados Unidos) y a la presión de organismos internacionales que operaban en Latinoamérica, que proponían reducir la actividad estatal y el gasto público por medio de maniobras de descentralización y de privatización.

El 2 de junio de 1978 se transfirieron las escuelas primarias y preprimarias a las provincias. A Buenos Aires le correspondieron 6541 establecimientos. Sin presupuesto, comenzó el deterioro edilicio debido a la falta de recursos económicos, la sobrepoblación de las aulas por la ausencia de contratación de nuevos maestros y el cierre de algunas escuelas (principalmente en el ámbito rural) en un intento por disminuir el déficit en el gasto público.

Los docentes dejaron de tener injerencia en la planificación de contenidos para sus alumnos. Susana recordó que durante la época de la dictadura no fueron consultados para la formación del currículum y tampoco lo podían modificar ni adaptar a cada grupo. Incluso en el mismo texto se les recordaba que como maestros simplemente debían ejecutar el lineamiento. “No sé si suponían que no teníamos la capacidad y que ellos eran los únicos que sabían, o tenían temor a que se diera vuelta lo que ellos proponían, pero el modelo militar de esa época fue lo que se llamó tecnicista, porque lo que se buscaba era un buen producto. Había que formar para el trabajo como si fueras una tuerca más del sistema, no podías estimularlos a que se superasen”.

Para Mirta Mansilla (hoy docente jubilada), salirse de la currícula le valió tener que regresar a Mar del Plata a empezar de cero en las primarias locales. Por aquella época, siendo madre soltera, decidió viajar a una escuela rural del sur en donde podía titularizar fácilmente. Todo andaba bien hasta que en el pueblo se supo que ella y su compañera motivaban a los niños a realizar lecturas comprensivas “para evitar que cuando fueran mayores vivieran los abusos económicos que sufrían sus padres por parte de las autoridades por no saber leer”. Eso originó una persecución hacia su persona y el impedimento para hacerse del cargo vacante, razón por la que debió volver a vivir con su familia.

Las medidas adoptadas por el Proceso llevaron a profundizar las diferencias entre clases sociales. La costumbre de la época era de inscribir a los niños en los establecimientos cercanos a sus domicilios, por ende las escuelas reflejaban esas diferencias socio-económicas. Los alumnos con mejor pasar ingresaban con una buena base secular que debía seguir siendo nutrida por los docentes, mientras que aquellos que no tenían esos conocimientos informales o tenían dificultades no podían ser estimulados más de lo que estipulaba el currículum para el año escolar, ya que esa no era la función de la escuela.

La vuelta a la democracia

La derrota en la guerra de Malvinas de 1982 sumada a la inflación, la crisis económica, la corrupción en la cúpula gobernante y la decepción a nivel internacional por las frecuentes violaciones a los derechos humanos, obligaron a que la Junta Militar llamara a elecciones.

El 10 de diciembre de 1983 asume la presidencia democrática el Dr. Ricardo Raúl Alfonsín, hombre de la Unión Cívica Radical (UCR) que ganó con el 52% de los votos. En su primer discurso como mandatario ante la Asamblea Legislativa enunció una frase que quedaría para la historia: “Con la democracia no solo se vota, sino que también se come, se educa y se cura”. Se inició una nueva época en Argentina, en la que las personas buscaban la libertad en todas las esferas.

Asunción a la presidencia del Dr. Raúl Ricardo Alfonsín. Foto: Editorial Perfil

Para Susana Marcos, 1983 fue pasar de estar totalmente oprimidos, regulados y regidos, a la plena libertad. Hubo una revalorización del hombre, de sus ideas y pensamientos, también de la libertad del cuerpo. Se pasó de una educación estricta a que se explore y se manifieste. El problema fue que los chicos venían de diferentes entornos y no tenían el mismo nivel ni las mismas posibilidades por su situación económica. El docente tomaba los conocimientos previos del alumno para construir desde ahí (aún hoy funciona así), si en la casa la preocupación pasaba por llegar a fin de mes o por conseguir la comida, ese niño no tenía la misma solidez ni las mismas características que el compañero con un pasar más tranquilo. Lo positivo fue la participación de los docentes en el currículum, en las decisiones y el poder acceder a literatura y juegos que enriquecieron la enseñanza, pero quedó en la exploración, en la libertad por la libertad misma.

El regreso de la descentralización

En la década del 90, durante las dos presidencias del Dr. Carlos Saúl Menem, se desarrollaron cambios profundos en el sistema educativo. En 1991, como una extensión del plan iniciado en la dictadura militar, se transfirieron las escuelas secundarias y superiores a las provincias. En 1993 se sancionó la Ley Federal de Educación que llevó la obligatoriedad de la escolarización a diez años y la instauración del sistema polimodal.

Adriana Martínez fue docente desde 1990, se especializó en personas con parálisis cerebral y ejerció en diferentes escuelas hasta 2017, que se jubiló en la Escuela Especial 513 del barrio Don Bosco. Comentó que el problema “fue cuando se instauró el octavo año, el noveno y el Polimodal. Después se retrocedió todo para atrás porque no se había consultado a las bases, pero había sido un modelo fracasado en España y en México. Con las bases me refiero a la gente que está en las trincheras, muy pocas veces se escucha a quienes están trabajando en los salones con los chicos, que saben lo que funciona y lo que no funciona. Después de eso vino toda una decadencia muy importante en la educación”.

Nuevo milenio, viejas y nuevas miradas

En 2004 se promulgó la Ley N°25864 que estableció una base de 180 días de clases para toda la Argentina y facultó al Estado Nacional a ayudar económicamente a las provincias en el pago de los sueldos a docentes. En 2005 se sancionó la Ley de Protección Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, asegurando la educación pública y gratuita en todos los servicios estatales. La provincia de Buenos Aires dejó el sistema de EGB para regresar a la vieja primaria de 6 años de duración. Para 2006 se había creado el Programa de Educación Sexual Integral (ESI) y se llevó la obligatoriedad de la educación a 12 años en total, atendiendo a las normativas internacionales.

Tanto Susana, como Patricia y Adriana coincidieron en que durante las presidencias de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner hubo una especie de recomposición salarial y una mejora en los currículums. Pero el deterioro edilicio, social y educativo siguió su curso. Incluso desde 2010 se verificó un estancamiento legislativo en lo que concierne a educación.

“Hay una situación también cuando trabajás para el Estado, que es la burocracia. Sea cual sea el trámite que debes hacer es mucho papeleo y trabas constantes. Son licitaciones incontables que nunca sabés quien las gana, las obras no se hacen o quedan inconclusas y vas con un papelito de un lado a otro de Mar del Plata, llevándolo a firmar al Consejo Escolar hasta que te cansas y pagás el arreglo de tu bolsillo”, comentó Susana recordando sus años de directora del jardín de infantes N°920, del Barrio Las Heras.

Para Adriana, uno de los mayores problemas surgió cuando se quitó la repitencia: “Se ha perdido mucho la lectoescritura y la comprensión de textos. Para desarrollar un cuestionario los manuales vienen con la respuesta en letra negra grande, o sea, el alumno no investiga porque ya tienen la respuesta resaltada. Yo creo que se ha subestimado a los chicos”.

“Cambió la forma de enseñar y los chicos empezaron a pasar de año a pesar de no estar en condiciones para hacerlo o no tener los conocimientos necesarios. El trabajo de la maestra recuperadora terminó siendo sideral, ya que debía intervenir con cada niño de forma individual para que haga su tarea y aprenda. Era cumplir más con el número de los niños que debían pasar que con la educación en sí. Empezaron a haber más derivaciones a psicólogas y psicopedagogas”, sentencia Mariel sobre lo que vivió en sus últimos años en el gabinete de la Escuela Primaria Municipal N°10 de Sierra de los Padres.

Cuarenta años de democracia dejaron una gran cantidad de aciertos y desaciertos dependiendo del cristal con el que se mire cada situación particular. Mar del Plata no fue más que el reflejo de lo que sucedió en materia educativa en el resto de la provincia, en donde convivieron escuelas privadas, urbanas y rurales con la diferencia de contenido que aún hoy existe entre ellas (basta ver los resultados de las pruebas Aprender 2022 para confirmarlo). La desigualdad económica fue la problemática que atravesó las diferencias en el aprendizaje desde 1976 hasta ahora. Sin embargo es la libertad que otorgó la democracia lo que hoy permite aprender de los errores del pasado y generar herramientas para mejorar la calidad educativa del futuro.

*Estudiantes del MediaLab, primer Laboratorio de Redacción para Medios Digitales. Se trata de un sistema experimental que consiste en el trabajo periodístico, de producción propia, que desarrollan alumnos del Taller de Redacción para Medios Digitales, correspondiente a la Tecnicatura de Periodismo Digital que se dicta en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata.

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