La inversión en educación, ciencia y técnica es fundamental para tener un Estado soberano

Foto: Sede del Conicet en Mar del Plata.

 

En los últimos días, envalentonado por el favorable resultado que obtuvo en las PASO, el candidato presidencial Javier Milei (La Libertad Avanza) cuestionó la productividad del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Al respecto, en una entrevista aseguró que el organismo “como existe hoy hay que cerrarlo” y dijo: “El Conicet tiene 35 mil personas. La NASA tiene 17 mil. Me parece que el Conicet no produce en línea con lo que produce la NASA”.

Con esta comparación entre dos instituciones tan disímiles como único argumento, el discurso de desprestigio del candidato hacia el Conicet se instaló y se replicó a través de posteos en redes sociales como Instagram y Tik Tok, donde se acusa al organismo de malgastar los impuestos de los argentinos en investigaciones improductivas. 

Con el objetivo de dar a conocer la importancia que tiene el Conicet y la relevancia de las publicaciones que desarrollan sus investigadores, desde Portal Universidad nos pusimos en contacto con el Doctor Jonathan Aguirre, docente, investigador, actual director del Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades de la UNMDP y becario postdoctoral del Conicet.

Foto: El candidato presidencial Javier Milei en una entrevista. Fuente: Captura de TV.

Respecto de su opinión frente a las declaraciones de Javier Milei, Aguirre expresó: “Vivimos con preocupación algunos de los debates que se están instalando en el debate público sobre la educación pública en todos sus niveles, desde el superior hasta el inicial. Por supuesto que también nos preocupa mucho este ataque a los organismos estatales de ciencia y técnica. Estos ataques dan cuenta de la fuerte ignorancia sobre cómo funciona el sistema de ciencia y técnica nacional y propone, a partir de mentiras y falacias, comparar nuestros organismos con organismos de otras regiones y de otros países, con inversión distinta, con sentidos distintos, con particularidades diferentes. Asimismo, se intenta instalar el desprestigio para posteriormente legitimar las propuestas de achicamiento del Estado”.

Frente a la relevancia que tiene el Conicet para la Argentina, Aguirre destacó que la producción de conocimiento nacional está vinculada con la soberanía y dijo: “Es soberanía contar con una agenda constituida de ciencia, tecnología y desarrollo para el país. Una agenda propia en pos de tratar de igualar cada vez más las grandes desigualdades que el propio país y el propio Estado tiene. Si ese desarrollo queda en manos de privados, podemos esperar que el bien común, la cosa pública, el horizonte igualador al que aspiramos en términos sociales, quedará a un costado. Entiendo que frente a la ebullición social, frente al descontento que atraviesa la sociedad, se pronuncian estos cantos de sirena con el objetivo de correr el eje de otras discusiones que deben darse en Argentina”. 

“El Conicet en este caso particular es fundante en lo que es el desarrollo de ciencia y técnica y tiene una particularidad: procura permanentemente el desarrollo de las cuatro grandes áreas de conocimiento. Por un lado están las ciencias aplicadas, que son muy importantes para lo que es el desarrollo técnico industrial,  más palpable en términos de productividad material y también en términos médicos. Pero también están esas ciencias que abordan cuestiones culturales y en términos sociales. Sin cultura y sin reflexionar sobre las cuestiones sociales, lo productivo, lo material, queda vacío de contenido y de sentido ético, estético y político”, detalló.

Respecto de esta visión que propone debilitar el accionar del Estado en materia de producción de conocimiento,  expresó: “Aquí subyace una concepción de país, una concepción de qué lugar ocupa el Estado en este desarrollo. Para un país como el nuestro, con la complejidad territorial, social, cultural que tenemos, es necesario pensar la productividad más allá de los términos económicos y para ello está claro que el Conicet cuenta con menos investigadores de los que requiere. Esta idea del rédito como motivador exclusivo parte de un error que es que la competencia hace mejorar la calidad de la oferta en términos del mercado. Sin embargo la competencia igualitaria que propone el discurso liberal no existe, porque no todos salimos de la misma línea de largada en términos socioeducativos y sociales. Nosotros apostamos por un Estado presente, que pueda ser cada vez más claro en sus objetivos y en sus organismos de control, pero la discusión es con un Estado fuerte, no con un Estado que esté a la libre disposición del mercado. De hecho las mismas naciones que él pone como ejemplo de sistema no se caracterizan por tener un Estado débil. La inversión en ciencia y técnica de un Estado soberano es fundamental. Hacer ciencia es también recordar la historia: la segunda parte del siglo XX la transitamos en un mundo partido en dos, con la Unión Soviética por un lado y occidente con el capitalismo moderno por el otro. Ambos modelos se erigieron sobre Estados fuertes en los que se realizaron muchas inversiones”.

“Lo que nosotros podemos decir desde el Conicet y la Universidad Pública es que la inversión en estos campos es la única posibilidad que tenemos de adquirir soberanía, de tender a igualar cada vez más a la sociedad, no en términos de homogeneización, pero sí en términos de ascenso social. Es tener la posibilidad de que medicamentos estén al alcance de todos a un precio justo, porque son de producción nacional. Es recuperar nuestra historia, recuperar nuestra sociedad, es estudiar qué aspectos de la región se pueden estudiar más allá del extractivismo y teniendo en cuenta la conservación. Estoy tratando de hacer un pasaje por todas las grandes áreas del conocimiento que el Conicet aborda. Hoy quizás no lo vemos en la coyuntura porque lo tenemos naturalizado, pero está ahí beneficiandonos en el día a día, en lo cotidiano. En los últimos años estuvo muy presente en términos de vacunas, en términos de avance de curas contra enfermedades, de accesibilidad económica para determinados bienes, del cuidado y la proyección urbanística, entre otros. Tenemos organismos de ciencia y técnica que son fabulosos y hay que cuidarlos. Sin duda hay mucho para mejorar, hay que enriquecerlos, pero no es con la motosierra con lo que se va a aportar sino con mayor inversión y con mejorar la comunicación. Creo que nosotros nos debemos un debate respecto de cómo comunicamos  la ciencia que hacemos. Creo que cuanto más la comuniquemos y mejor la comuniquemos más el pueblo argentino, la ciudadanía, va a poder encontrar puntos para poder defenderla”, aseguró.

Las investigaciones que se realizan con “tus impuestos”

Circulan reels y videos por Tik Tok e instagram donde se exponen títulos e investigaciones del Conicet y se cuestiona su seriedad o relevancia. Las premisas son falaces en el sentido en que hacen una selección de tres títulos polémicos (entre las 202.974 investigaciones cargadas en el repositorio) y los acusan de ser representativos del trabajo del organismo. Al respecto Aguirre dijo: “El primer mensaje que tengo para las personas que creen en estas publicaciones que circulan por las redes es desde la empatía y la comprensión, porque nosotros somos todos ciudadanos y lo peor que podríamos hacer en este debate es caerle a esa persona que no le alcanza para llegar a fin de mes o que no tiene nada que perder porque ya lo ha perdido casi todo. Cuando aparecen estos discursos que venden espejitos de colores, se entiende que es difícil no comprarlo. ¿Cómo le voy a explicar a alguien que le cuesta llegar a fin de mes la importancia y la vitalidad que tienen los organismos de ciencia y técnica para el desarrollo del país?”

Foto: Repositorio Instituacional de Conicet digital.

Como respuesta a las falacias que circulan en los videos manifestó: “Hay que considerar  que los investigadores e investigadoras que llegan al repositorio son personas que se han formado de mínima entre ocho y diez años, en términos de beca doctoral y posdoctoral. Muchos de ellos han pasado largos años en la categoría de investigador asistente y adjunto. Si vos entrás a leer esas producciones, más allá del título, vas a ver que no es un simple artículo o un paper que se hace en dos segundos, que no está fundado en nada. Asimismo, los títulos que uno pone en un paper, ya sea de ciencias más duras o ciencias sociales, siempre tienen el objetivo de provocar la lectura y poner el foco en la potenciación que puede llegar a tener ese debate”.

“Por otro lado, volvemos a lo mismo: se estigmatizan ciertas producciones, cierta manera de producir ciencia, porque también acá aparece un debate sobre lo que es y lo que no es ciencia. Es un debate que siempre se ha dado en la constitución de las ciencias modernas donde se propone que  la única ciencia posible es la experimental. Con este criterio tendríamos que borrar la historia, borrar la sociología y ya hubo experiencias en nuestro país donde se han cerrado carreras y disciplinas bajo el argumento de que revolucionan al ser humano y subvierten el orden social. Se cae en una mirada totalitaria donde solo aplican aquellas ciencias empíricas que no provocan el debate y el conflicto. Acá también está eso en debate: las ciencias del consenso y las ciencias del conflicto”, explicó.

En el mismo sentido agregó: “Las ciencias sociales molestan porque producen eso justamente, ponen un interrogante, ponen una pregunta allí donde está todo naturalizado. Cuando me pongo a analizar la narrativa social, lo que sienten, lo que piensan, como actúan los sujetos, estoy poniendo un interrogante allí donde estos discursos quieren la normalidad, donde no quieren que haya debate ni conflicto. Ponen en discusión comportamientos que tenemos naturalizados y nos resistimos a reconocer”.

Capital Humano

Otro de los puntos a analizar es la propuesta de Milei de concentrar dentro de un “Ministerio de Capital Humano” las áreas de salud, educación y desarrollo social. Al respecto, Aguirre reflexionó: “El espíritu de la teoría del capital humano es la inversión en educación, nada más lejos de entender a la educación como un gasto. Invertir en ciencia y técnica desde el Estado para producir mayor desarrollo y soberanía en términos productivos. Por eso reitero, cuando se desentrama el discurso, está a la vista por sus contradicciones que son cantos de sirena. Parece algo nuevo, pero en el medio queda un tendal de procesos colectivos y democráticos que se han construido por generaciones”.

Foto: Ministerio de Educación de la Nación.

Por otro lado, es importante analizar lo que implica a nivel simbólico, hablar de la sociedad como capital humano, equivalente a situar a sus miembros en posición de engranaje de una máquina productiva, como un bien de capital. Al respecto agregó: “Se replica esta idea de que al ser humano voy, lo riego un par de años y cosecho un rédito. Se le da al individuo la condición humana sólo en la medida en que sea capaz de generar un rédito productivo y económico para el mercado. Por otro lado, es importante decir que estas ideas no son novedosas. Puede ser que el personaje coyuntural que las encarna lo sea, pero en realidad las ideas no son nuevas. Estas ideas ya se han probado y si te pones a ver las segundas, terceras líneas que lo acompañan, son viejos conocidos de la gestión estatal o personas que se han servido desde el Estado a través de negocios y otras actividades financieras. Muchas de estas personas reniegan de la casta pero es probable que después terminen construyendo una casta más enquistada que la que critican”.

El sistema de vouchers y el desmantelamiento de la Educación Pública

Consultado frente a las propuestas de la Libertad Avanza para reformar la educación pública, el experto en educación sostuvo: “Lejos estoy de desear explicar esas propuestas, pero no las entendemos nosotros y no las entiende la  ciudadanía porque no son más que cantos de sirenas. Cuando se pregunta cómo se va a implementar te cuentan que va a ser una tarjeta sube, se mezcla conceptos. No se entiende la propuesta porque no se la explica y no se la explica porque en un país tan complejo, en una sociedad tan desigual que requiere otras prioridades antes que esta, no se puede implementar fácilmente un sistema como el que propone este sector”.

“Parece nuevo pero  ya se implementó en otros países sin demasiado éxito. Lo que propone es poner a la educación como un bien de consumo, entonces quienes van a consumir ese bien van a tener la facultad de elegir qué bien consumir. Y la oferta va a tener que competir para ver qué escuelas son las más atractivas para esa masa que va a venir a invertir ese voucher. ¿Qué implica eso? Va a profundizar los niveles de desigualdad en las instituciones educativas. Además es mentira que las familias van a poder elegir con ese voucher porque en Chile una familia con dos niñes en edad escolar tiene que decidir cuál va a la universidad, porque ese ingreso no da para que los dos asisten. Imaginen lo perverso de tener que elegir cuál de tus hijos va a ir a la universidad. No es un dato menor decir que este sistema educativo en Chile fue implementado por Pinochet”, afirmó.

En el mismo sentido dijo: “Empiezo a preguntarme: ¿Qué lugar van a ocupar los sindicatos? ; ¿Qué lugar van a ocupar los derechos laborales de los docentes y las familias? ; ¿Qué va a pasar con la política curricular? Tampoco tenemos que olvidarnos que este candidato dijo que la educación no tiene que ser obligatoria porque no se puede obligar a un ser humano a que vaya a la escuela. Eso habla del desconocimiento histórico de Milei por su propia ideología ya que él reivindica el Estado liberal del siglo XIX, que fue el que nos proyectó a ser una potencia en términos de alfabetización. Le quiero contar a quienes eligieron a Milei como opción que ese Estado gendarme del siglo XIX logró la alfabetización plena a partir de la ley de Educación Nacional Obligatoria y Laica. Le quitó el monopolio de la educación a la iglesia católica, le quitó el monopolio a una oferta privada y se lo otorgó al Estado.  Es contradictorio el mensaje, por un lado reivindica las banderas de Alberdi y de Roca, que fueron  los que pensaron la educación pública básica y por otro lado decimos que hay que privatizarla”.

¿Por qué tienen tanta urgencia en recortar el gasto en estas áreas?

Según datos publicados por el propio Estado Nacional, del presupuesto para el año 2023 se asignó a la educación un 6,7% y un 1,9% a Ciencia y Técnica. Es razonable preguntarse por qué se sostiene con tanta vehemencia el recorte del gasto en estas áreas que no representan un volumen importante en la totalidad del Presupuesto. Pareciera que el problema no es tanto una cuestión de gasto sino que detrás se esconde una motivación política e ideológica de despojar a los ciudadanos de su soberanía y los derechos y herramientas que les acerca la educación. Al respecto Aguirre dijo: “Tendríamos que preguntarnos por dónde se podría empezar a cortar el gasto sin tocar la ciencia, la educación y la tecnología. ¿Por qué no toca los sectores concentrados económicos o los grandes pooles de siembra? Siempre se achica por el eslabón más débil, en términos de su proyección, pero la historia de la lucha gremial docente, de la reivindicación de la universidad pública a partir de la reforma universitaria demuestra que tan débil no es. No creo que ni los compañeros socialistas, radicales, peronistas, ni quienes hayan luchado por la universidad se dejen avasallar tan fácilmente. Estos discursos son peligrosos porque van a traer una gran conflictividad social y ahí es donde pongo la preocupación. Frente a la conflictividad social tenés dos salidas: o negocias y dialogás o reprimís y pasas por encima de todas las instancias democráticas. Al menos en estos discursos, el diálogo no está muy presente y en ese sentido es preocupante”.

“Por otro lado, en términos de inversión, ahí también hay que hacer un mea culpa. Nosotros tenemos una ley que es la Ley de Financiamiento Educativo. Esta ley se aprobó en el 2006 y prevé que el Estado tiene que invertir al menos el 6% del PBI en educación. Desde el 2006 hasta la fecha, la ley se cumplió solamente en el 2015. Después nunca en los otros años pudimos lograr la inversión en educación que establece la ley. Incluso el ministro de educación de Macri, Esteban Bullrich en su momento dijo “no estamos cumpliendo la ley de financiamiento educativo”. Enhorabuena que un ministro lo diga. Por eso también tenemos que hacer un mea culpa por no haberle dado la entidad que merece un espacio como la educación y la ciencia y tecnología en términos de inversión. Se ha hecho muchísimo y más en los últimos años pero tenemos que seguir debatiendo estas cuestiones”, concluyó.

 

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