Obra pública en la mira: ¿de qué se trata la medida anunciada por Javier Milei y cómo afectaría a General Pueyrredon?

La búsqueda del “equilibrio fiscal” por parte del presidente electo traería emparejado, según sus declaraciones, un recorte de la inversión en la obra pública. Esta situación, que aún es hipotética, no afecta de la misma manera a todos los sectores del país donde empezó a circular la metodología “a la chilena”. No obstante, los cuestionamientos son variados según el abordaje que se le dé al tema y los interrogantes que se abren sobre el mantenimiento o nuevas construcciones ya se encuentran en agenda de los distintos sectores.

La crisis económica que atraviesa la Argentina sumada al cambio próximo de gobierno plantea desafíos para lo que será un futuro no muy lejano.

Para tomar de referencia, el crédito presupuestario vigente para la obra pública asignado en 2023 supera levemente el $1 billón. De ese total, el 82,75% corresponden a recursos nacionales y el 17,25% restante a préstamos de organismos internacionales. El mayor volumen lo ha generado la obra pública provincial con la urbanización de los barrios, con la circunvalación, todas las obras que hemos visto en estos cuatro años y también con obras que tienen que ver con el aporte nacional

En este sentido, hay un tema central que diferencia a General Pueyrredon de ciudades más pequeñas que viven directamente de la obra pública. El ejemplo más claro es la situación de Castelli. La ciudad bonaerense tiene actualmente 37 obras iniciadas que incluyen asfalto, centro de desarrollo infantil, colegios, micro estadio, dragado de laguna y planta depuradora, entre otras. A raíz de ello, su intendente, Francisco Echarren, sostuvo que 500 personas serían cesadas de su labor sobre una población de 12.000 habitantes.

¿De qué se trata el método “a la chilena”?

A lo largo de los últimos 30 años, la Argentina ha vivido cambios en el financiamiento y desarrollo de obras. En este sentido, el economista Ricardo Panza explicó que el método chileno es el método de concesión. En este aspecto, un ejemplo claro y cercano es la Ruta 2. “Poniéndolo en términos prácticos, el Estado permite que una empresa la haga y la construya. A cambio de eso lo que se le da es la posibilidad de administrar la ruta y cobrar peaje durante, por ejemplo, 20 o 30 años”.

La pregunta que despierta esto es quién va a pagar por obras que no sean “rentables”. “El sistema de concesión fracasa porque no hay rédito posible para el privado. Así que la presencia del Estado en algunos lugares es inevitable. Quien ha visitado Chile recientemente se puede dar cuenta. Ellos tienen la Ruta 5, que es equivalente a nuestra Ruta 40, pero está atravesada por peajes que son caros”

También es importante considerar lo que sucedió después con las obras. “El 70% de las que se hicieron en Chile a este estilo, tuvieron que renegociarse porque en la mayoría de los casos hubo deficientes estudios de mercado. Por eso creo que se trata de encontrar cuál es el sistema más adecuado para el tipo de obra que se quiera hacer”

Previo a este sistema, se utilizaron otros dos: por administración y, luego, de licitación. El primero consistía en que el Estado contratase empleados para llevar adelante una obra determinada y, una vez finalizada, se les reasigna otra y se va. Esto “ha probado ser sumamente ineficiente porque el empleado público trabaja por lo general menos que el privado”.

El segundo es el más utilizado hoy en día e implica abrir una licitación e invitar a las empresas privadas que hagan sus presupuestos. Allí, “gana el mejor presupuesto o el que mejor garantiza la calidad y culminación en término de la obra, le pago y después el privado se retira y el Estado se queda con la propiedad de la obra porque la pagó”.

“El 95% de la obra en Mar del Plata es privada”

Así lo aseguro la titular del Centro de Constructores de la ciudad, Florencia Miconi, quien también especificó que acá “no va a haber tanto impacto como en Santiago del Estero, por ejemplo, donde la situación es al revés” pese a que la construcción implica el 10% del producto bruto local.

Desde su espacio, también se mantienen expectantes de lo que pueda suceder de ahora en más. Esto se debe a que, durante su campaña, Javier Milei también explicó la intención de lanzar créditos hipotecarios. “Hay una gran demanda de viviendas y esa es una deuda que tiene el Estado con la clase media. Si esto ocurre, podría compensar los puestos de trabajo que se puedan perder en obra pública en nuevas viviendas que se construyan”, aclaró. A su vez, explicó que esa incertidumbre también la viven de forma negativa al no conseguir materiales. “Hay fabricas que no venden acero inoxidable, aluminio. Bajaron el dólar y las variables pero no hay productos en el mercado”.

Por otro lado, agregó que “el crédito hipotecario debería permanecer como política de estado porque es dinaminzador. El que toma el crédito decide donde invierte”.

“Mar del Plata genera muy poca obra pública propia”

Así lo sostuvo el presidente del Colegio de Arquitectos, Diego Domingorena, en relación al posible recorte a cero de la obra pública. “Nosotros no tenemos ninguna afectación directa en el caso ya que trabajan mayormente en la obra privada. Lo que si creo es que va a traer una repercusión en cuanto al poder adquisitivo de toda la comunidad y obviamente de nuestra matrícula también porque sabemos que la obra pública es un gran ‘desparramador’ de dinero con toda la gente que trabaja directa e indirectamente”, agregó.

Más allá de esto, la disminución del poder adquisitivo impacta en todos los sectores de la sociedad. “Al verse afectada la economía de la ciudad, estamos llegando a la conclusión de que la gente no tener dinero disponible para hacer obra nueva, para hacer ampliación, para hacer refacción, y eso sí, a nosotros nos afecta como profesionales”, expresó Domingorena.

A su vez, agregó un factor clave más para entender la situación como son los créditos hipotecarios.  “Hace unos cuantos años que no hay una línea de préstamos que sea sustentable para lo que es clase media- baja. A pesar de que se implementó el PROCREAR, ha sido con cuentagotas y no ha sido con la potencia y con la proyección que tuvo la primera edición. Siempre sostenemos que la vivienda es un bien social, entonces, digamos, tiene que estar el Estado acompañando para que los créditos sean sustentables y puedan ser pagables. Si queda librado al mercado en un país fluctuante como el nuestro”, agregó.

Por último, el responsable del Colegio a nivel provincial detalló la situación local. “Respecto al tema de Mar de Plata, lo que sí estamos convencidos es que es una ciudad que tiene un potencial económico que no está siendo explotado ni tenido en cuenta. Es una ciudad que tiene dinero, que tiene movimiento y hay que usar la imaginación para ver de qué manera se financia obra pública. En ese sentido, nos parece que falta gestión. Tenemos infinidad de concesiones, de situaciones que se generan dinero y veamos que la comuna no se para a negociar con esas personas que le quede en las arcas del municipio dinero para justamente hacer obra pública. Más lejos es el tema de las compensaciones, con las excepciones que se han hecho”

“Los trabajadores constructores están muy preocupados”

El Secretario General de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), César Trujillo, también dialogó con Portal Universidad y brindó su punto de vista desde su espacio. “Sabemos que la inversión privada no le interesa invertir en la obra pública porque no hay garantías nunca de que puedan recuperar su inversión”, sostuvo.

Con su funcionamiento mancomunado y a nivel nacional, pese a que la situación en Mar del Plata presenta el parate de grandes obras, la preocupación por lo que comenzó a sucedes en otros puntos es lo que tiene en alerta a la UOCRA. “Todo lo que está pasando en Neuquén en la zona de Vaca Muerta, en obras viales o instalaciones vinculadas a la actividad en dicha zona de producción donde ya han llegado 500 telegramas de despido, nos afecta porque además son obras muy importantes para el desarrollo del país, nosotros entendemos que la obra pública es una inversión, y no un gasto”.

Para llevar a números al sector, en él se nuclea la UOCRA y 40 gremios más. “En la obra pública están trabajando más de 220 mil trabajadores, lo que significa 220 mil familias. “Hoy estamos en un pico muy importante de trabajadores registrados. Aparte están los que trabajan en negro dentro de la obra privada, algo que bajo el control del Estado no sucede”.

Espero que se recapacite y que realmente vea que la obra pública es un desarrollo para el país, muy importante, en todo el mundo a través de la obra pública, después de las guerras, después de entrar el tren en Estados Unidos, todo se levantó con la obra pública”, concluyó.

También puede gustarle...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *