Viraje en la política exterior argentina: de los BRICS al OCDE
En agosto, días después de las PASO, el ex presidente Alberto Fernández anunció la incorporación de Argentina a los BRICS. En ese mismo momento hubo una fuerte resistencia por parte de los sectores la oposición que disputaban la contienda electoral, incluidos La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio. Meses después, con la victoria y asunción de Javier Milei al poder, la canciller Diana Mondino anunció que el ingreso no se llevará a cabo y que, en cambio, se buscará ser parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Los BRICS, una asociación de cinco mercados emergentes y países en desarrollo líderes que representa actualmente el 36% del PBI mundial y el 46% de la población del planeta, nombrado tras las siglas de sus países fundadores: Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, habían habilitado el ingreso de Argentina, junto a Egipto, Etiopía, Arabia Saudita, Irán y Emiratos Árabes Unidos, a partir del 1ro de enero del 2024.
Finalmente, esto no sucederá. En declaraciones a la prensa, Mondino reafirmó que la Argentina no formará parte de los Brics, y dijo “no ver ventajas” en la incorporación a ese grupo y a su vez indicó: “Ya hemos acordado que Argentina firme el proceso a la OCDE”.
Desde Portal Universidad nos comunicamos con Ricardo Panza, economista y docente, para conocer que es la OCDE y que implicaría para Argentina unirse a este grupo. “Básicamente y de entrada es un problema de alineamiento político. Los BRICS pretenden ser una especie de foro de países alternativos y tener su propio banco en oposición al Fondo Monetario Internacional. Mientras que la OCDE son países desarrollados occidentales y esto refleja de alguna manera la intención del gobierno de Milei de re alinearse en forma un poco más explícita con Occidente”, dijo Panza.
“La OCDE incluye a países desarrollados del mundo que tienen una economía ordenada y tienen una alineación bastante clara todos los postulados que rigen en Estados Unidos y en Europa Occidental”, agregó.
Esta no es la primera vez en la historia reciente que Argentina intenta pertenecer al bloque: “Ingresar a la organización es una aspiración vieja que tuvo el gobierno de Macri, quien firmó por el ingreso, y como era de esperar el gobierno de Alberto Fernández lo desactivó”, dijo el economista.
Sin embargo, así como el proceso de entrada a los BRICS fue extenso, la entrada al OCDE tomaría un tiempo similar: “Entrar al grupo de la OCDE no es una cosa automática ni inmediata. Es como ingresar a un lugar a donde te van a tomar algún examen de ingreso: vas a tener que mostrar algunos parámetros de cumplimiento y desarrollo y si va todo bien, posiblemente en un plazo de un par de años podríamos estar incorporados”.
Sobre los beneficios de pertenecer a este grupo de países, Panza comentó: “Esto es jugar en la primera mundial, y significa que las tasas de financiamiento que el gobierno conseguiría en caso de empréstitos serían menores, que los beneficios comerciales y las evaluaciones que tuviesen que ver con importaciones o comercio internacional se verían agilizadas. Si perteneces a los países de la OCDE muchas trabas que pudiesen existir en materia de importaciones, de verificación sanitaria, de cumplimiento de cierto tipo de normas industriales estarían obviadas porque ya se supone que estamos dentro de ese grupo de países selectos, con lo cual los beneficios a mediano plazo pueden ser importantes”.
En suma, si bien los costos aparejados para sumarse a este bloque no son tales, salvo el de tener una economía ordenada, la elección del bloque tiene que ver más con alineamientos políticos e ideológicos, que económicos. “Los BRICS son países que tienen un desempeño económico en general menor y pretenden erigirse como un polo de poder digamos opuesto al G7 o al OCDE y, de alguna manera, plantarse como competidores de la economía occidental. Eso es lo que se juega”, concluyó Panza.