Invasión sonora: El ruido, uno de los mayores contaminantes para la población

Protesta en las playas argentinas. Fuente: rionegro.com.ar

El bullicio del tráfico, el zumbido constante del aire acondicionado, el estruendo de las máquinas en una fábrica, los murmullos de conversaciones, el taladrar persistente de la construcción de un edificio; todos estos sonidos contribuyen a la contaminación sonora.

Aunque estos ruidos son una presencia constante en el entorno urbano y a menudo pasan desapercibidos debido a nuestra adaptación, tienen efectos significativos en la salud. Desde problemas cardiovasculares hasta ansiedad y estrés, la contaminación sonora ejerce su impacto de manera física y psicofísica.

En conversación con Portal Universidad, Esteban Lombera, Ingeniero en Sonido y docente en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, comentó que la contaminación sonora “es un contaminante ambiental que afecta físicamente a la sociedad. Puede originarse tanto en fuentes móviles, como un vehículo, como en fuentes físicas, como un aire acondicionado instalado en una terraza”.

Para medir esta contaminación, se emplea un instrumento denominado decibelímetro o sonómetro. Lombera explicó: “el ruido es un fenómeno físico y se pueden medir diferentes aspectos, siendo el decibelio la unidad logarítmica utilizada para cuantificar estos valores, dado el amplio rango de medida del ruido” y agregó; “este equipo nos permite medir en diversas frecuencias, identificando los niveles que provienen de cada fuente, ya sea de sonidos agudos o graves”.

Mar del Plata y la contaminación sonora

En el contexto específico de Mar del Plata, Lombera señaló que, según la literatura científica, el ruido principal que afecta en las ciudades proviene del tráfico. La magnitud del impacto depende de la idiosincrasia de la ciudad, ya sea altamente industrial o turística.

En el caso de Mar del Plata, describió la ciudad como “muy atípica”, y mencionó que durante la temporada de verano, el nivel de ruido experimenta una variación significativa debido al aumento de la población y la actividad turística.

Por lo tanto, si bien los niveles de contaminación sonora de la ciudad no son conocidos, “probablemente los fenómenos de ruido surjan mucho en esos meses por la cantidad de vehículos que llegan, por la actividad nocturna que puede suceder, que  capaz durante el año no suceda”.

“Según la Organización Mundial de la Salud, en la actualidad, después de la contaminación del aire, el ruido se posiciona como el segundo contaminante más significativo que afecta a la población”, dijp Lombera.

¿Cuáles son las consecuencias?

El ingeniero destacó que las consecuencias son “muchísimas. Recordemos que el ruido no solamente genera problemas físicos y en la salud humana, sino también psicofísicos. Por ejemplo, puedo poner un ruido de un nivel muy bajo que no te afecte la salud pero si psicofísicamente. Imagínate el sonido de una gota que caiga constantemente durante 8 hs, ya te empieza a afectar”.

Estos ruidos que pueden tener un tono muy puntual, “al humano le empieza a generar cuestiones psicofísicas que lo perturban, le genera ansiedad, hasta depresión”, afirmó.

A su vez,  agregó que “sabemos que genera problemas cardiovasculares de índole bastante compleja. Toda esta idea de la ansiedad y el pudor que ocasiona el ruido también genera que la sociedad esté bastante alterada”.

En Argentina no hay una Ley Nacional que regule esto, igualmente el docente señaló que “en la ciudad de Buenos Aires está la Ley 1540, que controla bastante el tema del ruido. Incluso exige a la ciudad hacer un mapa de ruidos, donde muestra el nivel anual que tiene la ciudad y se deben ir modificando cada 5 años”.

“Esta ciudad promueve mucho el tema de la contaminación, la regula y está muy fiscalizada. Sin embargo en otras ciudades no hay”, dijo.

Haciendo hincapié en Mar del Plata planteó que “tiene una ordenanza si mal lo recuerdo que va de la mano mucho de la Ley Provincial que controla mucho, tiene más énfasis en los controles industriales. Pero aún nos falta mucho de cuestiones de control y cuestiones fiscalización”. 

La realidad es que Mar del Plata cuenta con una Ley de Ruidos Molestos que “prohíbe producir, causar, estimular o provocar ruidos molestos, cualquiera sea su origen, cuando por razones de hora y lugar o por su calidad o grado de intensidad, se perturbe o pueda perturbar la tranquilidad o reposo de la población o causar perjuicios o molestias de cualquier naturaleza”. Por lo tanto, esta ordenanza no considera la contaminación sonora, sino que se refiere a los sonidos innecesarios como podría ser la música proveniente de locales.

Como una solución para esta problemática, Lombera expresó que “la prioridad principal para reducir estos contaminantes viene de los gobiernos, la ejecución de normas y leyes que promuevan, regulen y controlen”.

El docente realizó una comparativa con otros países y señaló que “tuve la suerte de trabajar unos meses en España y la policía al igual que tiene el medidor de velocidad tiene medidor de ruido, está controlando constantemente que los niveles de ruido de los vehículos estén dentro de una normativa. Tiene que haber una promoción de eso”.

Lombera sostuvo que “la tecnología va acompañando un poco eso. Considerando que el tránsito de rodado es el principal problema del ruido, todo lo que es autos eléctricos promueve y mejora muchísimo los niveles de emisión que tiene este tipo de vehículos”.

Por último, el docente afirmó que igualmente hay un conocimiento de la problemática y declaró que “en las cervecerías de Mar del Plata me doy cuenta el confort acústico que hay. La ciudad es un polo gastronómico muy grande y cada vez que voy observó que realmente aíslan el ruido. Eso hace muy bien, sobre todo a las personas que están consumiendo y los niveles de ruido son tremendos”.

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