El futuro del trabajo: la reforma laboral en el centro de la escena
La reforma en materia laboral impulsada por el gobierno nacional a partir de la incorporación de un capítulo que forma parte del Decreto de Necesidad y Urgencia 70/23 y que se refiere exclusivamente a esta temática, generó una serie de tensiones entre el oficialismo y la Confederación General del Trabajo (CGT) que actualmente se mantienen vigentes.
El Título IV del mencionado DNU – que contiene diversas modificaciones en la normativa laboral que van desde la extensión del período de prueba hasta limitaciones en el derecho de huelga – generó el rechazo de la CGT, que presentó un amparo contra el Decreto, objetando sus reformas laborales y sindicales. Finalmente en enero, la Sala de Feria de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo falló a favor de la central sindical y declaró así la inconstitucionalidad del articulado sobre la materia.
Al día de hoy, el DNU deberá ser tratado en la Cámara de Diputados, luego de haber sido rechazado en el Senado, en una votación que culminó con 25 votos a favor, 42 en contra y 4 abstenciones. Y en cuanto al Título IV, actualmente detenido por la decisión judicial, el oficialismo busca incluir ciertos de sus puntos en la Ley Bases, que enviará al Congreso una vez finalizadas las negociaciones que lleva adelante con la oposición.
Pero más allá de las idas y vueltas en materia legislativa y los cruces entre el gobierno y sindicalistas, los interrogantes surgen puntualmente con respecto al contenido y los cambios que propone la normativa impulsada: ¿Es necesaria una reforma laboral de estas características? ¿Qué sucede con los derechos adquiridos a la hora de plantearse las nuevas modificaciones? Para responder a estas y otras preguntas sobre la temática, desde Portal Universidad dialogamos con Pablo Slavin, abogado y docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
La reforma laboral puesta en foco
Consultado sobre la mencionada reforma, Slavin afirmó: “Si bien se presenta como nueva, en general y como ocurre con todas estas políticas de cambio, ellas son muy viejas. Todas han fracasado, y justamente lo que vienen a proponer es que crearán empleo, pero precisamente esta reforma está lo más alejada de eso que uno pueda pensar, ya que lo único que plantea son rebajas de los derechos de la clase trabajadora”.
El entrevistado explicó que, para que podamos hablar de una reforma laboral acorde y en sintonía con estos tiempos, otras debieran ser las cuestiones a tratarse: “Reducir la jornada de trabajo por el mismo salario sería una reforma laboral positiva, ya que si estamos hablando de que existe un desempleo que es producto del desarrollo de nuevas tecnologías y de fuerzas productivas que aceleran los tiempos de producción, lo lógico sería una reducción de la jornada laboral, que es lo que han hecho todos los países desarrollados. Esta es la tendencia, de una jornada de 48 horas semanales en Europa se disminuyó a 40 e incluso a 35, como ocurre en Francia”.
“Otra reforma positiva en la materia sería la media jubilación. Así, a un trabajador se lo puede jubilar pero por media jornada, quedando libre la media restante en la que sigue trabajando. De esta forma, en lugar de trabajar 8 horas por día, trabaja 4 y las restantes se las abona el Estado por jubilación. Pero lo que aquí hoy estamos viendo es que se quiere estirar el período jubilatorio para que la gente se jubile con mayor edad, y al mismo tiempo rebajar el valor de la jubilaciones. O sea, vamos a contramano de lo que realmente debería ser una reforma laboral con mejora de las condiciones de trabajo y no con una quita de derechos”, agregó el letrado.
La regulación laboral actual ¿es una legislación obsoleta?
El ministro del Interior, Guillermo Francos, admitió días atrás que se buscará incluir en la Ley Bases distintos puntos de la reforma laboral contenida en el DNU 70. De acuerdo con las declaraciones públicas de Francos, su inclusión en la mencionada Ley pretende fomentar las inversiones ya que “existe una regulación laboral que es obsoleta y no genera ánimo en muchos inversores de traer capitales al país”.
Para Slavin, este discurso tampoco es nuevo: “Es el mismo que se utilizó en los noventas y en el 2015, cuando se volvió a insistir con que la ‘lluvia de inversiones’ iba a llegar cuando hubiese otra legislación laboral. Realmente y en todas partes del mundo, el empleador no mide su inversión en base al costo laboral, lo que mide es qué va a producir, dónde lo va a vender y a quién. En un modelo en el cual se está destruyendo el mercado, cuando no haya salarios que tengan la capacidad de adquirir productos ¿Para qué se va a venir a producir acá? El único dinero que va a ingresar aquí es el dinero financiero. Vendrán a hacer un negocio y se van a ir a los dos minutos. No habrá inversión productiva, que es lo que estamos viendo en el país con el cierre de empresas grandes como Toyota, que está cerrando la producción y suspendiendo trabajadores”.
“En Argentina, el costo laboral hoy es el más barato de los trabajadores de toda Latinoamérica. Ahora bien, este planteo del costo laboral y su reducción, lo que encubre es poner en retroceso a la clase trabajadora. Que ella vaya temiendo cada vez más por sus derechos y no reclamando por cuestiones que van más allá del salario, como lo son su aspecto indirecto – que son todos los beneficios sociales que tiene que recibir la clase trabajadora – y las condiciones de trabajo”, puntualizó.
La necesidad de implementar un modelo basado en la producción
Para revitalizar el mercado laboral de nuestro país, Slavin afirmó que es necesario impulsar un modelo basado en la producción que permita recuperar el poder adquisitivo de la clase trabajadora: “Para ir a un modelo ya conocido, tenemos el esquema típico del Estado de Bienestar. Esto quiere decir un Estado más presente, que pueda incorporar facilidades para que la clase trabajadora consuma, y que ese consumo vaya reactivando la economía”, aseguró.
“El gran problema que hubo en los años anteriores es que se generaba inflación, que era real y que se trata de un flagelo que nadie quiere tener. Pero en la medida en que se vea acompañada de aumento de salarios en paralelo o que incluso superen a la misma, ella deja de ser un problema en cuanto a la producción, ya sea con respecto a que no se quiera producir o desaparezca el mercado. Incluso, y aclaro que tampoco en la medida en que la teníamos nosotros, una pequeña inflación es un recurso que tiene un Estado para poder situarse, colocar sus bienes en el extranjero y evitar que los productos extranjeros vengan y destruyan la industria nacional, que es lo que está pasando”, aclaró.
Pero la situación inflacionaria actual es diferente: “Esta problemática que se debe corregir tiene mucho que ver con la distribución del mercado en cuanto a los sectores productivos, que en mi opinión son mercados que están monopolizados, por ende fijan los precios de manera arbitraria. Pero, si no se quiere intervenir en los mercados y se deja esa libertad como se pretende, lo único que se genera es la concentración del mercado. Estados Unidos, hasta fines de los setentas, tenía toda la legislación para prohibir los monopolios, que se terminó liberando durante el gobierno de Reagan justamente para favorecer a la concentración del capital. Es decir, tampoco en este punto estamos hablando de recetas nuevas”, dijo Slavin.
“Hoy tenemos un mercado laboral en el que a los trabajadores no les alcanza para consumir. Al mismo tiempo está aumentando el desempleo, con enorme cantidad de despidos en el Estado. Esa gente que queda fuera del mercado laboral no va a tener ingresos, y así se irá achicando aún más el consumo”, agregó.
La ola de despidos en el sector público y un futuro poco alentador
Los despidos producidos en diversas entidades pertenecientes al sector público se acrecentaron durante las últimas semanas. Consultado sobre qué posibilidades de incorporación al sector privado poseen las personas despedidas, Slavin afirmó: “No hay ninguna chance de su ingreso en el mercado privado, ya que el trabajo en este sector va en retroceso. Por ejemplo, los supermercados, los comercios en general, las empresas que producen bienes de consumo no tienen a quien vender su producción, entonces terminan reduciendo su personal”.
Slavin planteó la proximidad de un panorama complicado para la Argentina: “Lo que vamos a encontrar es un proceso similar al que vivimos con mucha fuerza en los noventas y que luego se repitió en el 2015. Es decir, un modelo neoliberal que lo que ocasiona es el cierre de empresas, de la producción, el despido de trabajadores, el aumento del desempleo y una persistente caída del salario. En paralelo, tenemos un brutal aumento de tarifas. Entonces, la posibilidad de salida es absolutamente nula, pero no porque uno anticipa el futuro y se lo imagina así, sino porque a esto ya lo vivimos y porque se ha probado en todas partes del mundo y ha fracasado. El modelo neoliberal tiene cifras que muestran que lo único que ha generado es una concentración brutal de la riqueza y un aumento de los sectores excluidos”, remarcó.
¿Qué sucede con el DNU 70/23?
Luego de su rechazo en el Senado, se espera que el DNU sea tratado por la Cámara de Diputados, lugar en el que finalmente se dirimirá su destino. Consultado al respecto, Slavin manifestó: “Más allá de la cuestión de fondo – que pasa por si sirven o no las medidas – lo más grave es que desde el punto de vista jurídico este DNU es claramente inconstitucional. Las normas tienen que pasar por el Congreso y tener una discusión, un debate. Aquí lo que se está pidiendo son facultades extraordinarias. Alguien decide cambiar toda la legislación de un día para el otro con la excusa de que ‘todos los presidentes han usado la figura del DNU’. Está bien, un DNU se dicta para un tema o cuestión concreto, pero no para modificar toda la legislación del país. En ese caso, que se haga una reforma constitucional y se modifique la Constitución”.
“Estas son todas medidas que van en contra de principios que están contenidos en estatutos internacionales a los cuales Argentina ha adherido por su Constitución. Entonces el DNU es claramente inconstitucional. Después, con respecto a la negociación que uno puede ver en la Legislatura, hay algunas actuaciones que realmente llaman la atención. Uno observa a algunos sectores que serían oposición, pero que al mismo tiempo están dispuestos a dar cheques en blanco a cambio de algún beneficio, ya sea personal o para su provincia y es triste, sobre todo cuando se usa como excusa que a ellos se los está combatiendo como casta”, expresó Slavin.
Derechos ¿realmente adquiridos?
Los derechos adquiridos en el ámbito laboral son todos aquellos beneficios y condiciones laborales que un trabajador ha obtenido durante su relación con un empleador. Los mismos no pueden ser alterados o eliminados de forma unilateral por la empresa, representan una parte esencial de los contratos laborales y están protegidos por la legislación laboral argentina.
Consultado sobre si estos derechos pueden llegar a ser revisados y discutidos a la luz de una reforma en la materia, Slavin afirmó: “En principio, si un derecho está adquirido no debería entrar en cuestionamiento. Pero la realidad es que todo está en discusión en la vida, entonces un derecho en un principio puede ser adquirido y después dejar de serlo”.
“El asunto es que cualquiera de esos principios, y sobre todo si se habla de derechos adquiridos, merece una discusión seria, prolongada y con un pueblo informado. Si bien hay cuestiones que a lo mejor requieren volver a ser discutidas, sinceramente no observo que en lo que se está planteando como reforma laboral haya algún tema que se pueda argumentar como necesario de reformar para generar empleo, o bien porque si no se hace esta reforma los privados no crearán fuentes de trabajo”, agregó Slavin.
La tensión entre el gobierno y la CGT
Slavin también se refirió al controvertido capítulo sindical del decreto, que generó fuerte rechazo por parte de la CGT. Al respecto, dijo: “Lo que se está buscando es presionar a los sindicatos para quitarles la posibilidad de negociación. Esta es una de las primeras políticas que aplicó el modelo neoliberal a nivel mundial. En Estados Unidos se dio con los controladores aéreos y en Inglaterra con Margaret Thatcher, a partir de una huelga de los mineros en donde el gobierno logró quebrar esos movimientos sindicales que eran los que llevaban adelante las reivindicaciones de la clase trabajadora. A partir de ese momento, el movimiento obrero en esos países y en el resto del mundo empezó una política de retroceder y tratar de defender lo que tenía, pero ya no de mejorar su participación en la distribución del ingreso y en las condiciones de vida de la clase trabajadora”.
“Esto trajo como resultado que hoy exista un fuerte cambio en la distribución del ingreso, con los multimillonarios que vemos en los informes como el de Forbes, que permanentemente van ilustrando el resultado a nivel global. En Argentina, si bien esto no pasa, lo que sucede es que se presenta como cambio y como políticas nuevas a algo que no solo no aplica ya ningún país en el mundo, sino que además se nos quiere mostrar que, por ejemplo, Irlanda llegó adonde llegó con estas políticas, cuando en realidad lo hizo al aplicar políticas de Estado de bienestar. Y además, se confunde Estado de Bienestar con comunismo o con socialismo, una serie de disparates que ya no solo son desde el punto de vista jurídico, sino también teórico”, concluyó.