¿Fin al mito de la energía nuclear? Aseguran que no es barata, limpia ni eficiente

 

La energía nuclear suele presentarse, siempre que no suceda algún accidente, como una forma de producción de energía amigable con el medio ambiente, ya que tiene una gran capacidad de generación de energía sin producir emisiones que tengan un impacto negativo sobre la atmósfera del planeta.

Sin embargo, esta premisa puede ponerse en discusión cuando se analizan los otros procesos involucrados en el funcionamiento de las centrales nucleares, como la minería de uranio, la creación de los materiales necesarios para el funcionamiento de los reactores, el transporte y deposición de los desechos contaminantes y la reparación de los pasivos ambientales que deja en el camino.

Para profundizar sobre este tema desde Portal Universidad nos contactamos con Silvana Buján, licenciada en Ciencias de la Comunicación Social y periodista científico ambiental. La misma presentará, el próximo jueves 24 de agosto a las 14 horas, el libro “Energía nuclear: una historia de engaños, ocultamientos y abandono”. La presentación se realizará en el marco del Seminario Permanente de Investigación / acción en derecho a la ciudad.

Respecto de los riesgos de esta forma de producción de energía, Buján explicó: “Las personas tienen esa idea de la energía nuclear, de que es barata, segura, limpia y eficiente. En realidad si empezás a revisar técnicamente todo el proceso, no tiene ninguna de esas características y se convierte en una energía que ha estado cubierta de alguna forma por un manto de engaños desde su  propio origen. Recordemos que la energía nuclear, ahora con la película Oppenheimer vuelve a cobrar notoriedad, se inició en aquel momento como programa bélico de los Estados Unidos para ganar la segunda guerra mundial”.

En el mismo sentido, explicó: “En aquel entonces, cuando vieron que funcionaba la bomba atómica y podían llegar a tener armas de altísimo poder a partir del uso del plutonio, empezaron a tratar de obtenerlo. Pero el plutonio no crece en los árboles, no es un elemento de la naturaleza, es un elemento fabricado por el ser humano. ¿Dónde se fabrica? dentro de los reactores nucleares. En realidad, no se fabrica, es un subproducto. Cuando vos ponés el uranio en un reactor nuclear para generar energía, dentro de la basura que se genera después de un tiempo, cuando las barras de combustible se agotan, queda un mazacote de distintos elementos radioactivos. Cada uno de ellos es más complicado que el otro y entre ellos, en una pequeña proporción, menos del 1%, es plutonio”.

“Con ese plutonio se obtiene el condimento ideal para hacer una bomba. Estados Unidos inició entonces una carrera enorme de contarle al mundo que la energía nuclear curaba enfermedades, facilitaba la vida del ama de casa. Todo esto con el objetivo de poder instalar muchas centrales nucleares, obtener mucho combustible agotado y conseguir suficiente cantidad de plutonio, que para los fines bélicos nunca es suficiente. La intención nunca fue conseguir energía eficiente sino obtener ese residuo. La campaña “Átomos para la paz”, fue uno de los proyectos de adoctrinamiento más exitosos del mundo, donde le dijeron a la gente que no tenga ningún miedo porque está todo bajo control. Así nace este tema, ya desde una mentira original que se propagó a lo largo de los años”, aseguró la comunicadora.

No es una energía barata

Uno de los grandes mitos en torno a la energía nuclear es que es una forma barata de producir energía. Sin embargo, las propias cifras oficiales expresan que es una de las más costosas de producir. Al respecto, Buján explicó: “El Kw/h calculado para ver cuánto vale producir esta energía en comparación con otras formas es de hecho, y a valores oficiales, el más caro del mundo. Pero no solo es el más caro, sino que también viene engañado ese número porque es mucho más. En ese cálculo no se computa todo el gasto necesario para la reparación de pasivos ambientales y no se calculan los costos en la extracción minera del uranio”.

Foto: Vista del Ex Yacimiento Uranífero Los Gigantes desde el mismo Macizo de Los Gigantes, Provincia de Córdoba. Foto: www.tripaliumvcp.blogspot.com.ar.

Sobre el mismo aspecto agregó: “El uranio es un mineral que está en la piedra y se extrae en un proceso similar al de la minería del oro. Tenés que ir a la montaña, donde haya una suficiente concentración, hacer volar la piedra, triturada, pasarla por una planta que la convierte en una torta amarilla, después pasarlo a otra planta que lo convierte en dióxido de uranio y hacer telex. Esto posteriormente va dentro de unos tubitos de un mineral, que tampoco existe en la naturaleza, que se llama zircaloy, porque sino no soporta la temperatura, y recién ahí ponerlo dentro de un reactor. Todo ese camino, con miles de camiones yendo y viniendo, emitiendo dióxido de carbono a la montaña, es muy contaminante. Además deja a la gente sin agua, porque el proceso es igual que el oro, sólo que en lugar de cianuro se usa ácido sulfúrico. De este modo, en zonas áridas estás usando un recurso hídrico, que es escaso en este contexto de cambio climático”.

¿Qué pasó y qué pasa en Argentina?

En cuanto al funcionamiento de los reactores nucleares en Argentina y sus pasivos ambientales, Buján expresó: “Argentina fue uno de los países que cayó en esta historia, con esto del discurso de la tecnología de punta y el desarrollo tecnológico nacional. Nuestra querida Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), cuando el uranio bajó de precio en el mercado internacional, abandonó las minas. Cuando digo abandonó, me refiero a que dejaron las minas a como estaban, con material de escombros, sin remediar los agujeros abiertos. Hay un pasivo ambiental que nos costó más de 20 años de denuncias y de pedidos para que la comisión asuma como propios e invente lo que se llama un programa de remediación de pasivos ambientales. Lo negaban, decían “esto no existe”. Nosotros recorrimos los lugares, sacamos fotos, filmamos y hasta ahora remediaron uno solo de estos 9 lugares que dejaron abandonados”.

Foto: El complejo Atucha, ubicado a orillas del río Paraná. Fuente: Telam.

Otro problema importante es la vida útil de los reactores. Sobre este aspecto dijo: “Cuando las centrales envejecen se buscan formas de reciclarlas un poquito y hacerlas durar un poco más. A mayor tiempo, mayor riesgo, porque el equipo es viejo. La tecnología que tenemos acá ya no existe, porque la empresa que fabricó Atucha I, la Siemens, ya no hace más equipos de energía nuclear. Hace pocos días circuló una noticia sobre la necesidad de reparar Atucha II porque había una falla. Ante esto salieron a decir desde la CNEA que habían pedido presupuesto a la Siemens y que les habían pasado un valor de 400 millones de dólares. El relato sugería que acá, como somos argentinos y laboriosos, lo íbamos a poder resolver por mucho menos. Nos comunicamos con Siemens y nos dijeron “¿Perdón? acá nadie nos consultó nada”. Así de descarados son y divulgaron esto en los medios de comunicación. Siemens comentó que hace muchos años no se dedican al tema, no tienen nada que ver y nadie les preguntó nada”.

Además, frente a los discursos políticos que proponen desmantelar el Estado, es necesario explicar que estas plantas no pueden simplemente apagarse y cerrar la puerta. Requieren de un elevado presupuesto para asegurar su mantenimiento seguro. Al respecto, explicó: “Es un punto muy serio, si las plantas están desmanejadas hoy, mejor no imaginar lo que podría pasar. Todas las centrales nucleares del mundo están o al lado de un lago, o al lado de un río o al lado del mar. Las nuestras están al lado del río Paraná, aguas arriba de la Ciudad de Buenos Aires, muy cerca de la zona más poblada del país. Con la sequía que tuvimos en el Paraná ¿de dónde sacaba el agua la central? hicieron un agujero para poner una bomba que chupe toda el agua que cayera ahì. Cuando vieron que tampoco alcanzaba, el manual decía que con un metro bajo el nivel del río tenés que apagarla a la central. Decidieron que el manual estaba mal y lo cambiaron para no tener que apagarla. Así se maneja la CNEA y eso está todo documentado”.

Basurero nuclear

Otro problema importantísimo es qué se hace con los residuos que se generan en el proceso de producción. Sobre este tema, Buján dijo: “Nadie tiene un basurero nuclear porque es una instalación sumamente cara, sumamente riesgosa y nadie la ha podido construir. Finlandia está hace 13 años construyendo su propio basurero, La gran pregunta es dónde lo pongo para que no toque una napa de agua. ¿Cómo se hace que dentro de 200, 300 años nadie vaya a hacer un agujero ahí y se muera? ¿En qué idioma escribe la advertencia para que dentro de 5 mil años nadie haga un agujero ahí? ¿Qué símbolo pongo que dure 20 mil años?”

Foto: Olkiluoto, el basurero nuclear que se encuentra en construcción en Finlandia.

“Además hay que sumar los riesgos que estas instalaciones tienen de un atentado terrorista, de un avión que se caiga, de un terremoto, de cualquier cosa que pueda llegar a pasar, especialmente ahora en términos de cambio climático, inundaciones y cosas así. Finlandia ya lleva 18 mil millones de dólares invertidos y no lo pudieron terminar todavía. Si metemos en el valor del Kw/h el del basurero que necesitas, y además le pones el valor de cuidarlo, el valor es absolutamente absurdo. Si calculas solo el café que necesita el sereno por 20 mil años te da una cifra muy grande”, afirmó.

Una cuestión ética

Finalmente, Buján explicó que ante todo se trata de una cuestión ética y preguntó: “Dejarías en el armario de tu casa una sustancia tóxica a tus hijos, a tus nietos, para que cuando te mueras y vayan a ver que hay en el placard se encuentren con eso? Es transgeneracionalmente una cuestión ética espantosa y yo no quiero participar de la civilización que les dejó a los nietos, bisnietos y tataranietos una masa peligrosa metida debajo del suelo. Todos esos costos no están y estamos hablando solamente de costos, hay un montón de otros aspectos. El libro que tenemos publicado de forma gratuita y pueden consultar en bios.org.ar  detalla uno por uno”.

Foto: Tanques de agua contaminada en Fukushima.

“Y eso que todavía no hablamos de accidentes. Ni siquiera mencionamos los graves problemas que hubo en Chernobyl y la grave situación que se vive en Fukushima en estos momentos. Tenemos que entender que es un tema diacrónico, no sincronico. No pasa hoy el problema, lo tratas de resolver y ya está. Esto es para siempre. Si tienes cualquier incidente con estos materiales, ese territorio queda vedado para siempre. Tras el accidente en Fukushima pasaron 12 años tratando de enfriar el núcleo y ese agua que usan no la pueden volver a tirar al mar porque está cargada de radiación. No tienen donde ponerla, son 11 mil tanques que hicieron para almacenarla, es un campo de gigantescos tanques llenos de agua. El gobierno japonés lo quiere tirar al mar y ahí volvemos al ocultamiento y al engaño. La energía  nuclear no es una energía a escala humana y como tal no se puede manejar. Además es carísima, insegura y sus efectos negativos son para siempre”, concluyó.

 

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